THOR

DIRECCIÓN: Kenneth Branag
TÍTULO ORIGINAL: Thor (2011)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Ashley Miller, Zack Stentz, Don Payne; basado en un argumento de J. Michael Straczynski y Mark Protosevich
FOTOGRAFIA: Haris Zambarloukos
MÚSICA: Patrick Doyle
DURACIÓN: 115 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

En Thor existen varios elementos de una tragedia clásica: un conflicto entre dioses por el trono que ha de dejar su padre al morir, un rey traicionado por uno de sus hijos, mientras el otro es desterrado y degradado a vivir en la Tierra, donde se enamorará de una mortal. Dirigida por Kenneth Branagh, quien ha interpretado y adaptado a Shakespeare, la nueva cinta de héroes del universo Marvel acusa ya un agotamiento en sus historias, cuyos desenlaces empiezan a parecer todos iguales.

Thor (Chris Hemsworth) es un arrogante guerrero, quien tras poner en peligro la paz en el mitológico reino de Asgard es expulsado por su padre Odín (Anthony Hopkins), el cual le impedirá volver hasta que adquiera algo de humildad y se haga digno de heredar la corona. Su ladino hermano Loki (Tom Hiddleston) intentará impedírselo, usando todas las mentiras posibles para quedarse en el trono.

Con una apariencia de luchador de la WWE, pero con rostro de Brad Pitt, el guerrero nórdico hará amistad con una destacada astrofísica (Natalie Portman) con la que jugará la clásica rutina de hombre venido del espacio, que ignora las costumbres y las convenciones humanas (como un capítulo de Mork & Mindy), logrando los que quizá sean los mejores momentos del filme. Y es que pese al presupuesto invertido en la creación por computadora de escenarios y batallas que intentan establecer un arco dramático, la mayoría se siente más como un requerimiento de los productores, que del guion.

El desenlace del filme llega como una fantasía de juego infantil; ante la falta de ideas, los escritores de Marvel vuelven a echar mano del único recurso del que parecen saber desde hace un tiempo: una larga batalla entre el héroe y un monstruo y/o un robot gigante.

Irremediablemente, el producto se hunde en el tedio, pues sin conflictos internos que hagan más interesantes a sus personajes, al final nos quedamos con una Natalie Portan y una Rene Russo desaprovechadas (por lo poco que les exige la trama) y un Thor afanado en demoler con su martillo un puente hecho de pixeles, lo que revela, ni duda cabe, una pereza narrativa que no le permite a la película obtener otra calificación que suficiente.

 
 
 
 
 
       

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