TERROR EN SILENT HILL

DIRECCIÓN: Christophe Gans
TÍTULO ORIGINAL: Silent Hill (2006)
PAÍS: Estados Unidos, Francia, Japón
GUION: Roger Avary; basado en el videojuego del mismo nombre
FOTOGRAFIA: Dan Laustsen
MÚSICA: Jeff Danna
DURACIÓN: 127 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Me gustaría tener un punto de apoyo desde el cual reseñar Terror en Silent Hill, pero no puedo hacerlo más que desde la perspectiva de espectador de cine. No obstante, se necesita la otra parte: la de fan de los videojuegos que permita comprender por completo la trama y el origen de lo que ha sido una de las sagas con mejor reputación en el mundo de lo que los conocedores llaman survival horror.

Con algunas modificaciones, la línea argumental se mantiene muy cerca del juego. Rose (Radha Mitchell) y Christopher (Sean Bean) son padres de una niña con un problema de sonambulismo que va, por mucho, más allá de lo normal. La madre se rehúsa a aceptar la recomendación médica de ponerla en una institución psiquiátrica, y decide viajar con ella en busca de Silent Hill, un lugar que su hija continuamente menciona mientras duerme.

En el camino, una misteriosa figura se atraviesa, obligando a Rose a girar abruptamente y ocasionando un choque en el que pierde el conocimiento. Cuando vuelve en sí, la niña, Sharon, no está.

Contra todo lo que uno podría imaginar de una adaptación del tipo, la primera hora del filme es perturbadora. Silent Hill es un pueblo completamente abandonado —la razón es que los depósitos de carbón en el subsuelo se han incendiado, liberando gases tóxicos, obligando a evacuar la ciudad para siempre—, el ambiente está cubierto permanentemente por una espesa niebla hecha de bruma y cenizas. Sin embargo, en medio de ese silencio y de esa nada, ante nuestros ojos comienzan a moverse seres sin forma, inidentificables que logran que el corazón dé un vuelco.

El relato, inicialmente pausado, comienza a volverse una pesadilla verdaderamente angustiosa de la que es imposible salir; la oscuridad llega al pueblo con la rapidez de un bombardeo, pero ese estremecimiento no viene solo, con él vienen criaturas que muchos sólo podrían imaginar en uno de sus sueños más infames. Cuando la noche parece terminar viene lo peor; lo que pasa en medio de la oscuridad se queda sin explicación y sólo queda la certeza de que volverá a suceder.

No obstante, el miedo auténtico comienza a desvanecerse cuando la historia y la protagonista avanzan, pero la película no parece conducir a lugar alguno. La cinta, que parece tener varios niveles de realidad, abdica finalmente en su último tercio, cuando lo sobrenatural se combina con una subtrama acerca de un grupo fundamentalista que habita en los infiernos de Silent Hill, que aparentemente tiene que ver con la desaparición de la pequeña Sharon, y cuya misión y explicación del mundo son irritantemente simples.

Insisto: quiero creer que quienes tienen la historia completa —aquellos que conocen a detalle el videojuego— disfrutarán mucho más de la cinta que un servidor, pues encontrarán la cohesión que en mi caso me limitó para disfrutar la segunda hora del filme.

Creo que les complacerá saber también que la empresa Konami, cuyo equipo desarrolló los juegos de Silent Hill, estuvo directamente involucrada desde la fase de preproducción hasta la postproducción de la película. Asimismo, la banda sonora fue conformada con la música de la primera, segunda y tercera parte del juego.

 
 
 

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