UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD

DIRECCIÓN: Nicole Holofcener
TÍTULO ORIGINAL: Enough Said (2013)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Nicole Holofcener
FOTOGRAFÍA: Xavier Pérez Grobet
MÚSICA: Marcelo Zarvos
DURACIÓN: 93 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Es raro hablar de una comedia triste, pero Una segunda oportunidad lo es. En ella, el enorme James Gandolfini hace una de sus últimas apariciones en pantalla como un tipo entrañable, al que pese a su madurez y aparente dureza exterior aún es posible robarle la fe. Albert, su personaje, es un experto en historia de la televisión, inteligente y amable, que está pasando un momento complicado en lo sentimental, pues divorciado y solo, está por enviar a su hija a la universidad y quedarse sin uno de los pocos afectos que le quedan.

Durante una fiesta, Albert coincide con Eva (Julia Louis-Dreyfus), otra divorciada cuya hija también está a unos días de abandonar el hogar. De inmediato se caen bien; ambos son torpes para desenvolverse socialmente, se entienden en su vida sencilla. Todo es nuevo y divertido. De pronto, en pantalla hay una pareja improbable, formada por dos actores de series emblemáticas de la televisión (Seinfeld, Los Soprano) a los que los une la melancolía y el humor con el que han decidido hacerle frente.

Las complicaciones y los malos entendidos en su relación no parecen más serias que las que podría plantear el guion de un sitcom televisivo. Repentinamente, ella logra tener aceso a información de él que quizá le habría tomado más tiempo descubrir sola, pero aun a sabiendas de que está jugando sucio y sacando ventaja deshonesta, elige decirse a sí misma que enamorarse es como hacer un viaje y que nada malo hay tener un asesor de viajes que te advierta sobre los pros y contras de la persona con la que estás saliendo, igual que lo haría con un hotel.

El juego de enredos no llega a volverse —como en la televisión— una ironía divertida o meramente anecdótica; Eva se pierde hasta convertirse en una mujer inteligente que decide hacer cosas increíblemente estúpidas, que elige mirar al otro desde sus incontables pequeños defectos, con recelo, envenenando su propio juicio con una campaña negativa. De alguna manera, la directora Nicole Holofcener plantea un dilema ético en las relaciones, que acaso sea más fácil de advertir cuando implica a una pareja madura, cuyos integrantes, en teoría, son más viejos y sabios, y han dejado atrás prejuicios tontos sobre la apariencia física.

En el mejor de los casos, su realizadora consigue, como ya lo hizo en otras cintas anteriores, una comedia agridulce sobre el extravío emocional que ha infectado a tantos, quienes en una absurda búsqueda de estatus, de pertenecer a un círculo que los posicione intelectualmente, se vinculan con cretinos y se confunden con elos, terminando por boicotearse en su búsqueda más sincera.

El tratamiento lúdico y los diálogos que fluyen tan naturalmente entre los protagonistas le da fuerza genuina a la rara sencillez de una cinta que cierra en puntos suspensivos. Pero es la escena final, que muestra la humanidad y el buen humor de James Gandolfini metido en su personaje, la que hace sentir la añoranza por su pérdida.

 
 
 
 
       

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