Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Para la estúpida sociedad teledirigida que hoy conformamos, conceptos como el racismo y la xenofobia no significan nada si los medios electrónicos no los acompañan de violencia suficientemente gráfica que alimente nuestro morbo disfrazado de indignación. Los numerosos actos de violencia a pequeña escala, el genocidio silencioso sólo se vuelven visibles a partir de eventos estremecedores.

Criado en Sudáfrica, durante los años en que se fraguaron los grandes cambios políticos que llevaron a la abolición del apartheid, el director Neill Blomkamp encontró en la ciencia ficción un camino diferente y afortunado para hablar del problema, hacerlo visible y aun generar con su tratamiento interés de sectores que de otra manera no se habrían acercado a su trabajo.

La gran pregunta que se hace Blomkamp junto con su coguionista Terri Tatchell es qué pasaría si la primera nave extraterrestre en aproximarse a la Tierra descendiera no sobre Nueva York o Washington, sino sobre Johannesburgo; si lejos de la espectacularidad esperada, los visitantes fueran una colonia enferma e indefensa que necesita de un lugar para vivir y que adopta incluso un modelo humano de conducta en muchos sentidos.

Filmada en formato semidocumental, cámara al hombro, material de archivo y testimonios de involucrados, Sector 9 muestra el después del gran suceso. Luego de 30 años varados en nuestro planeta, los extraterrestres se han convertido en una minoría, los humanos que antes presumían su hospitalidad ahora recelan de ellos y los han confinado a vivir en un ghetto conocido como el Distrito 9, llamándoles despectivamente "gambas" por su aspecto exterior.

Sin obviedades que abaraten el mensaje, pero con suficientes guiños a episodios reales que dan verosimilitud a esta suerte de fábula sobre la segregación, la película plantea incluso una dura crítica a organismos multinacionales (de hecho hay un ente lamado Multi-National United) que administran los campos de refugiados bajo criterios que responden a intereses privados o de facción.

Con 30 millones de dólares por presupuesto, Sector 9 integra sobriamente los efectos visuales con las imágenes reales, sin ceder a la espectacularidad vacía de su género. Asimismo, debe su tono realista a la elección de un reparto de actores tan creíbles como desconocidos entre los cuales uno es elegido para ser protagonista, mas no héroe de una historia que termina con la misma desazón e incertidumbre con la que se inicia y en la que la esperanza de un futuro promisorio es sólo posible para la raza alienígena.

Disfrazado de blockbuster veraniego, hay algo inquietantemente cercano entre las imágenes que Blomkamp logra en este filme y muchas de las que aparecen cada noche en los noticiarios de televisión.