EL SANTOS VS LA TETONA MENDOZA

DIRECCIÓN: Alejandro Lozano
TÍTULO ORIGINAL: El Santos vs La Tetona Mendoza (2012)
PAÍS: México
GUION: Augusto Mendoza; basado en los personajes de Jis y Trino
MÚSICA: Camilo Froideval, Tito Fuentes
DURACIÓN: 96 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

El mejor momento de El Santos vs la Tetona Mendoza ocurre cuando no han pasado diez minutos de la cinta y varios personajes cantan un tema para ayudar a los zombies de Sahuayo, en una hilarante parodia a "Solidaridad", la canción que el elenco de Televisa grabó en 1990 para apoyar la política social del ex presidente Carlos Salinas de Gortari.

Fuera de ese chispazo de genuino humor, el resto de la película se queda en un nivel ordinario, que en este caso se define más bien como mediocre. Las tiras cómicas de Jis y Trino eran producto de la creación libre de ambos moneros la cual solía tener resultados disparejos que en muchas ocasiones rayaban en el absurdo, gracias justamente a esa libertad que tenían en la interpretación. El lenguaje procaz, las guarradas escatológicas que eran el sello El Santos se vuelven aquí el recurso barato de un guion sin ideas, que hila deficientemente una historia que tiene la apariencia de haber sido trabajada sobre las rodillas.

Mérito aparte del director de animación, Andrés Couturier, quien reproduce con gran fidelidad los trazos de las historietas, la cinta avanza sin mucha creatividad, redundante en sus pobres recursos, y sin alcanzar nunca el tono relajiento de sus creadores. El trabajo de adaptación exhibe sus deficiencias en la medida que el tedio le gana a la película; las viñetas dibujadas en el espacio físico de un diario, que llegaron a dar material para algunos pequeños y rudimentarios cortos animados hace algunos años, no alcanzan en este caso para un largometraje.

El Santos vs la Tetona Mendoza tiene momentos agradecibles en sus referencias al eternamente derrotado equipo del Atlas o a cintas como La lista de Schindler y Naranja Mecánica. Pero el humor y el verdadero desmadre escasean, así que la trama se limita a sumar (sin que venga a cuento) más y más personajes de la historieta, presumir un reparto vocal lleno de estrellas del cine mexicano y rematar, a falta de Carlos Monsiváis, con un cameo de Elena Poniatowska.

En el fondo, esa es la vocación del filme: la impostura para buscar la taquilla; el hacer de un producto por definición marginal y divertido, una aburrida pieza para el aplauso fácil de la intelectualidad y la farándula de izquierda. Ahí, su fracaso.

 
 
 
 
       

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