ROBO EN LAS ALTURAS

DIRECCIÓN: Brett Ratner
TÍTULO ORIGINAL: Tower Heist (2011)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Ted Griffin, Jeff Nathanson
FOTOGRAFÍA: Dante Spinotti
MÚSICA: Christophe Beck
DURACIÓN: 104 minutos

 
 
 
 
   
 
 

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Con nada más que una clara intención de tomar revancha en efigie contra criminales de cuello blanco como Bernard Madoff (célebre miserable que dejó en la calle a miles), Robo en las alturas se queda a medio camino en su intención de convertirse en una de esas cintas sobre grandes robos realizados a contrarreloj y con precisión quirúrgica, ya que, por un lado, no termina de aprovechar el potencial de su elenco, y por otro, no tiene un guion sólido ni suficientemente bien hilado.

El protagonista de la historia es Josh Kovacs (Ben Stiller), encargado de los servicios y la seguridad de una elegante y exclusiva torre de departamentos, quien además mantiene cierta relación de camaradería con uno de los propietarios, Arthur Shaw (Alan Alda). Un día, el millonario es acusado de ser el autor de una gran estafa financiera que incluye los fondos de retiro de todos los trabajadores del edificio, que Kovacs ha puesto ingenuamente en sus manos.

La primera mitad de la cinta se centra en establecer una justificación sentimental para que el protagonista se convierta en la cabeza de un plan que vale 20 millones de dólares, y en mostrarnos a varios de los trabajadores defraudados y las habilidades que más tarde les serán útiles para recuperar sus ahorros. Sin embargo, la ejecución de las premisas no logra hacer creíble el cuadro completo.

A falta de habilidad para filmar los detalles de una acción que se supone debe ser precisa y minuciosa, el director recurre a los cortes directos, obviando situaciones y haciendo el conjunto menos verosímil, mientras las situaciones terminan encadenadas más por lo providencial que por la lógica. A ello se suma una reunión de talentos que se queda en lo anecdótico, pues prácticamente nadie brilla; el mismo Eddie Murphy quien figura como segundo crédito tiene apenas un par de escenas que le hacen justicia, mientras las historias de otros ni siquiera cierran debidamente.

Es común que las cintas del género se ajusten a ciertas fórmulas; el diseño cuidadoso del gran golpe, su realización a un ritmo frenético y una vuelta de tuerca final que hace parecer todo una genialidad, una suerte de rompecabezas resuelto en tiempo récord. Robo en las alturas carece de varios de esos elementos, pero acusa sobre todo ausencia de tensión y superficialidad en el trazo de sus personajes. Queda a deber.

 

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