EL CASO DE RICHARD JEWELL

DIRECCIÓN: Clint Eastwood
TÍTULO ORIGINAL: Richard Jewell (2019)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Billy Ray
FOTOGRAFÍA: Yves Bélanger
MÚSICA: Arturo Sandoval
DURACIÓN: 131 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

La más reciente cinta de Clint Eastwood, El caso de Richard Jewell, toma un caso real para hacer una dura crítica sobre cómo las autoridades judiciales suelen colocar la etiqueta de sospechoso a cualquier ciudadano y servírselo a una jauría medios inescrupulosos que convierten las conjeturas en falsas certezas que destruyen a inocentes.

La historia se ubica en el contexto de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, más específicamente en Centennial Park, donde un guardia de seguridad, el Richard Jewell del título (Paul Walter Hauser), encuentra una mochila con una bomba en el interior y ayuda a evacuar a cientos de personas antes de que ésta detone, evitando una masacre mayor.

Eastwood y su guionista no se centran en el hecho histórico, sino en la dimensión humana de éste, en el héroe improbable cuya personalidad y físico alimentaron los prejuicios de autoridades y periodistas, al punto de etiquetarlo y presentarlo ante la chusma, con escasa evidencia, como presunto terrorista. Soltero con sobrepeso, amante de las armas, de 33 años y viviendo con su madre, además de un largo historial de decepciones tratando de insertarse en la fuerza policial, Jewell se convierte en un gordo frustrado al que todos creen capaz de crear una situación de enorme gravedad para ganar notoriedad.

Este material, que en otras manos se habría convertido en un blando melodrama televisivo, es un relato complejo sobre un hombre casi demasiado ingenuo, que idealiza la pertenencia a las fuerzas del orden, como si se tratara de hombres de conducta intachable con la aplicación irrestricta de la ley como única premisa.

Sin embargo, el hombre está a merced de dos poderes dispuestos a hacer uso arbitrario de su respectiva autoridad si se trata de entregarle a la opinión pública a alguien para el linchamiento. No obstante, el realizador no idealiza a su protagonista, no condesciende con él e incluso lo dibuja como el peor enemigo de sí mismo.

Ahí es donde se nota el verdadero peso de los secundarios, por un lado la madre, protagonizada por la eficaz Kathy Bates, y por el otro su combativo abogado (sobresaliente Sam Rockwell) que se vuelven contrapeso del buenazo de Jewell que nunca deja de ser solícito con los agentes que podrían llevarlo a recibir la  inyección letal .

No exenta de tensión gracias a la conducción firme de Eastwood, El caso de Richard Jewell es un trabajo que incomoda y exaspera, lo cual aquí es una virtud.

 
 
 
       

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