EL PRINCIPITO

DIRECCIÓN: Mark Osborne
TÍTULO ORIGINAL: The Little Prince (2015)
PAÍS: Francia
GUION: Irena Brignull, Bob Persichetti; basado en el relato de Antoine de Saint-Exupéry
FOTOGRAFÍA: Kris Kapp
MÚSICA: Richard Harvey, Hans Zimmer
DURACIÓN: 108 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Al Principito le eran extrañas las personas mayores; durante su viaje visitó seis planetas de los cuales sólo uno era habitado por alguien capaz de ocuparse de algo ajeno a sí mismo. Contradictorios y fiados por las apariencias, ávidos por poseer, por ser admirados o mínimamente respetados, los adultos de la historia de Saint-Exupéry tienen una características en común: son incapaces de comprender.

Aunque la cinta de Mark Osborne inspirada en la novela se ocupa en buena parte de hablar de ese mundo competitivo de la gente mayor, donde el puesto de trabajo que se tiene y el barrio en que se vive parece definir a las personas, hay en ella un discurso mucho más poderoso acerca de la pérdida y del desapego, un manifiesto que dice que estar vivo a veces descorazona.

Sin embargo, el realizador no intenta adaptar la obra original, sino que decide integrarla dentro de un relato en tiempo presente sobre una niña a quien le han fabricado un futuro de éxito perfectamente planificado, el cual precisa que la pequeña sea aceptada en la prestigiosa y rígida Academia Werth.

Pero el perfecto plan de vida es trastornado por un viejo vecino excéntrico que no encaja en el lugar y que le hace llegar, página a página, la historia del Principito. Así, el itinerario de estudio de la niña va siendo modificado por las lecturas y las posteriores pláticas entre ambos que hacen que cada día sea diferente al otro y a todos los demás.

De la misma forma en que cada lector establece su propia relación con el libro, elabora sus paralelos, interpreta las metáforas y se apropia a su manera de la narración, Osborne pone el acento en los apegos emocionales a los que alude Saint-Exupéry, como el del Principito y su rosa, pero más profundo aún, en el pasaje en el cual domestica a un zorro, creando un vínculo entre ambos que los hace llorar al separarse.

Su director tiene el atino de no quedarse en la recreación de un libro que dice tantas cosas sobre el mundo. Su propuesta consiste en dejar correr ambas historias, tomar elementos del mundo literario y sembrarlos en esta niña, habitante de una ciudad moderna, que hace su propia lectura de la narración.

Pero además lo hace dotando a cada una de las líneas paralela del largometraje de su propia personalidad, usando animación stop motion para contar la historia de El Principito y animación 3D para contar el relato marco. El resultado es notable en su belleza visual, pero también en la conexión emotiva que logra con sus públicos; su lenguaje y sus intenciones son tan auténticas que en algunos momentos son capaces de romper algunos corazones.

 
 
 
 
 

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