PIRATAS DEL CARIBE: EN El FIN DEL MUNDO

DIRECCIÓN: Gore Verbinski
TÍTULO ORIGINAL: Pirates of the Caribbean: At World's End (2007)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Ted Elliott, Terry Rossio
FOTOGRAFÍA: Dariusz Wolski
MÚSICA: Hans Zimmer
DURACIÓN: 169 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | jcromero

Difícilmente alguien pudo anticipar que Piratas del Caribe. El cofre de la muerte recaudaría más de 1,065 millones de dólares en todo el mundo. Sin ser perfecta y sin la expectativa creada por aquella, La maldición del Perla Negra tenía el gran mérito de convertir una anodina atracción de parque de diversiones en una película de aventuras entretenida, con toques de humor y un eficaz uso de los efectos especiales.

Pero las sorpresas se le han terminado a la saga. Piratas del Caribe. En el fin del mundo es una cinta excesivamente larga, que a falta de una historia sólida, abre todas las cajas posibles para mantener al público ocupado en entender los innumerables frentes que el relato le presenta.

Las incógnitas que se abrían y daban razón de ser a la cinta anterior, como el enigmático contenido del cofre de Davy Jones, en ésta se resuelven con demasiada premura. El guión sustituye la complejidad que engancha al espectador con una apabullante sucesión de diálogos y situaciones que desconciertan hasta un punto en que resulta poco menos que imposible seguir el hilo argumental.

grandes rasgos, en este tercer capítulo de la serie, Davy Jones (Bill Nighy) y su invencible barco fantasma, el Holandés Errante, navega como rehén de la Compañía de las Indias Orientales, cazando a las naves piratas a través de los siete mares. La única esperanza para ellos es reunir a los nueve señores de una vieja alianza pirata, de modo que Will Turner (Orlando Bloom), Elizabeth Swann (Keira Knightley) y el capitán Barbossa (Geoffrey Rush) se embarcan a la búsqueda del único miembro desaparecido de la alianza: el capitán Jack Sparrow (Johnny Depp), quien se encuentra cautivo presumiblemente en algún lugar del fin del mundo tras haber sido devorado por el Kraken.

El número de personajes, las subtramas, las frecuentes traiciones y cambios de bando de los protagonistas lo llevan a uno a abandonarse en la butaca y a esperar que la historia —ya para esos momentos demasiado confusa— se desenmarañe por sí misma. Pero En el fin del mundo carga además con la desdicha de tener personajes desgastados con pocas sorpresas que ofrecer, e incluso la frescura de Jack Sparrow ha perdido mucho tras dos kilométricos largometrajes.

Por supuesto, lo mínimo que podría esperarse de Piratas del Caribe es puro y simple entretenimiento. Sin embargo, el filme falla en varios momentos, tornándose pesado, lento y difícilmente digerible, con tramos humorísticos que funcionan muy poco.

La espectacularidad de los efectos digitales y el diseño de producción siguen siendo impecables, aunque su verdadero despliegue se limita quizás a sólo un tercio del tiempo total de filmación.

No hay duda de que el resultado puede ubicarse por debajo de lo que ofrecieron los dos anteriores episodios, aunque hay un par de giros hacia el final que rompen con el clásico final feliz, dejando un innegable gusto agridulce, que, pese a todo, resulta agradable por la audacia.

Algo que ayudará a eludir las especulaciones sobre una cuarta entrega de Piratas del Caribe es una última secuencia que no podrá ser vista sino por quienes se queden a mirar los créditos finales. Aquéllos que como un servidor abandonan la sala antes de que las luces se enciendan, se la perderán irremediablemente.

 
 
 
 

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