PERSECUCIÓN INMINENTE

DIRECCIÓN: Wayne Kramer
TÍTULO ORIGINAL: Crossing Over (2009)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Wayne Kramer
FOTOGRAFÍA: Jim Whitaker
MÚSICA: Mark Isham
DURACIÓN: 113 minutos

 

 
 
 
 
   
 
 

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Es difícil pensar en Persecución inmimente como un filme provocador o una crítica severa a la política migratoria de Estados Unidos, ni siquiera como una reivindicación de que no todo está podrido en el sistema. La verdad es que no es ninguna de esas cosas. Con Harrison Ford a la cabeza de un reparto envidiable, la cinta es menos interesante de lo que parece o pretende.

Improbable, la idea del director y guionista Wayne Kramer consiste en narrar varias historias que se entrecruzan y que tienen como tema en común la inmigración ilegal, presentándonos a empleados y agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas que se mueven a distintos niveles de influencia con un sentido diferente de la ética.

A diferencia de cintas como Crash (Paul Haggis, 2005), que utilizan una estructura de relatos interconectados para desarrollar una idea, Persecución inminente no funciona, resulta demasiado blanda en su tratamiento y esquemática en su manera de acometer el problema migratorio, condescendiente con los ilegales y reduciendo sus muchas aristas a un mero asunto de humanidad o buenos sentimientos.

La película tiene momentos sumamente interesantes, como el de la adolescente de origen musulmán que debate apasionadamente la validez de las razones que llevaron a un grupo de secuestradores a estrellar cuatro aviones de pasajeros el 9/11. Sin embargo, no encuentra el equilibrio y naufraga durante segmentos enteros usando a un excelente actor (Harrison Ford) para interpretar a un oficial de migración con conciencia, demasiado preocupado por la suerte de la gente que debería deportar, pero pobremente desarrollado en otros aspectos para parecer un personaje real.

Hay un detalle relevante en la película de Kramer que debe mencionarse. Terminada desde mediados de 2007, la versión original del director duraba dos horas y 20 minutos. La amenaza del productor Harvey Weinstein de enviarla directo a DVD si no se acortaba y diferencias con Harrison Ford y Sean Penn sobre la edición final obligaron a reducirla hasta poco menos de dos horas y a eliminar todas las escenas que este último había rodado.

Es complicado establecer cuánto afectó al producto final la reducción de casi media hora de escenas, pero parece poco posible que sólo hayan resultado mutilados los segmentos que dotaban de mayor dimensión a los estereotipos de ilegales morenos con corazón de oro y blancos inescrupulosos que vemos en pantalla. Lo cierto es que el filme no conecta emocionalmente; fuera de uno o dos personajes, lo que le espera a la mayoría de los involucrados en la trama o la suerte que puedan correr no es algo que llegue a importarle a uno.

 

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