Juan Carlos Romero Puga | @jcromero
¿Por qué si Santa Claus vive en el Polo Norte es imposible encontrar su casa en Google Earth? ¿Cómo puede alguien entregar 2 mil millones de regalos en una sola noche con sólo un trineo jalado por nueve renos?
Operación regalo, cinta animada producto de la afortunada sociedad entre Sony Pictures Animation y los británicos de Aardman Animations (Pollitos en fuga, Wallace y Gromit), responde a esa importante pregunta de una sola manera: logística. Perfectamente coordinados desde un gran centro de operaciones, comandos de duendes con una disciplina casi militar allanan durante la madrugada millones de casas en el mundo, mientras el gordo del traje rojo participa, si acaso, en una o dos de las entregas.
El sistema, sin embargo, no está exento de errores y un pequeño fallo está a punto de ocasionar que una niña se quede sin regalo la mañana de Navidad. Después de 70 años de hacer lo mismo, Santa no se muestra muy procupado; para Steve, su arrogante hijo mayor y sucesor inmediato, un niño significa un margen de equivocación aceptable. Pero para Arthur, el hijo menor y encargado de la correspondencia en el Polo Norte, el asunto merece ser tratado con la atención de una tragedia.
Lo verdaderamente relevante de Operación regalo se encuentra en la habilidad de sus guionistas para darle la vuelta a un tópico de la época, dejar intacta la inocencia infantil, que es la esencia del relato, y al mismo tiempo lograr una comedia divertida, políticamente incorrecta, que juega con los arquetipos navideños de la bondad y la generosidad para hacer de ellos seres ordinarios y descorteses, sin tener que inventarse villanos.
Al final, de eso se trata esta cinta, de imaginar escenas improbables y absurdas como parte de un juego de humor que se plantea responder qué pasaría si Santa Claus olvida entregar un regalo y entonces dos jóvenes inexpertos, acompañados de un anciano necio y temerario se propusieran hacerlo. Pero los directores consiguen que esa historia también sea enternecedora y alcance el equilibrio en su tramo final cuando el muchacho que nunca parece llenar las expectativas da a todos una lección.
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