Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Lista para su distribución y exhibición desde 2006, Tiro mortal es una cinta desafortunada, muerta en las manos de sus productores, quienes la consideraron demasiado confusa, ordenaron volver a filmar partes enteras e hicieron suprimir otras, eliminando incluso por completo a personajes que estaban en el montaje original. Decretado su lanzamiento en DVD en julio de 2008, la nominación al Oscar de Mickey Rourke hizo que la película fuera resucitada y que finalmente llegara a las salas.

Es imposible saber lo que había en el material eliminado, pero lo que quedó no es tan confuso como insustancial. La trama parece centrarse en Blackbird (Mickey Rourke), un asesino profesional semirretirado quien es contratado para realizar un último trabajo. Poseedor de un estricto código que le ha permitido sobrevivir, el asesino elimina al tipo que le han encomendado y a una testigo del crimen, quien resulta ser la amante del mafioso que lo contrató.

Cuando uno supone que veremos una persecución del asesino a sueldo a manos de quienes decidieron emplearlo, la historia da un giro. Blackbird se une a un estafador amateur (Joseph Gordon-Levitt) con quien intenta extorsionar a un agente de bienes raíces, pero por un error de tiempo y lugar, Wayne Colson (Thomas Jane) y su esposa Carmen (Diane Lane) están presentes, lo que los convierte en nuevo blanco de los delincuentes.

La cinta no logra, sin embargo, combinar armónicamente el thriller policaco con el drama amoroso que se pretende viven los Colson, quienes en su huida se ven obligados a unirse al Programa Federal de Protección de Testigos. Mientras en la novela hay un énfasis en cómo las autoridades explotan la debilidad de las víctimas que protegen para tratar de usarla para su propia ventaja, este elemento fue mutilado completamente del filme.

De tal manera, nunca tenemos en el centro un conflicto verdaderamente importante; no sabemos si la historia es sobre la relación entre Blackbird y su impulsivo y novato socio; sobre Wayne, Carmen y su relación matrimonial fracturada, o simplemente sobre el código de trabajo que obliga a un criminal a cruzar varios estados de la Unión Americana para deshacerse de dos testigos de uno de sus tantos delitos.

El de John Madden es un filme elegante, mesurado y poco inclinado a la esteril espectacularidad que otros probablemente habrían buscado; sin embargo, falto de quid, probablemente consecuencia de todo lo que desapareció del corte original.