MUNICH

DIRECCIÓN: Steven Spielberg
TÍTULO ORIGINAL: Munich (2005)
PAÍS: Francia, Canadá, Estados Unidos
GUION: Tony Kushner, Eric Roth; basado en el libro de George Jonas
FOTOGRAFIA: Janusz Kaminski
MÚSICA: John Williams
DURACIÓN: 164 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Sin deshacerse totalmente de su obstinación por mantener todos sus trabajos dentro de lo políticamente correcto —lo cual muchas veces hace parecer falso, acartonado o hipócrita su discurso—, Steven Spielberg tiene en Munich una película muy mesurada.

Para empezar, tiene un gran acierto: trabajar con calma en el desarrollo del guion, sin ceder a la tentación de los grandes efectos especiales como detonador.

La historia parte de un hecho histórico: la irrupción de un comando de Septiembre negro a la Villa Olímpica, durante los Juegos Olímpicos de 1972 en Munich, acontecimiento que terminó con la muerte de 11 atletas israelíes tomados como rehenes y cinco terroristas palestinos. En ese punto, Spielberg toma el mando para desarrollar su ficción realista.

Por órdenes de la entonces primera ministra de Israel, Golda Meir, un grupo de agentes del Mossad (el servicio secreto israelí) a cargo de su antiguo guardaespaldas Avner (Eric Bana) emprende una cacería de los once presuntos responsables de los actos terroristas.

Los hombres hacen el trabajo, pero por cada cabeza entregada, los palestinos responden con mayor fuerza, generando una espiral de mayor violencia, pues cada líder eliminado significa el surgimiento de otro más radical.

No hay demasiados momentos de tensión porque Spielberg prefiere hurgar en los escrúpulos de su personaje e indagar en sus razones para disparar sin hacer una sola pregunta, lo que lo vuelve la conciencia del filme.

Esto, sin embargo, lleva al director a cometer un error en el momento en el que el guion alcanza su mejor momento: Avner y sus hombres coinciden en una casa de seguridad con un grupo de extremistas palestinos, uno de los cuales elabora un discurso impecable sobre su oposición a Israel y el significado de tener un pedazo de tierra que diga al mundo que eres una nación. No obstante, la situación no fluye como debiera, se entoja forzada y con un leve gusto a manifiesto panfletero.

Por lo demás, el resultado es muy bueno, aunque el mensaje de la cinta es más claro en lo micro; ya no se trata tanto de si Israel genera mayor violencia al intentar disuadir a sus enemigos, sino que Avner, como ejecutor de una venganza y a la vez como arquetipo de su pueblo es incapaz de recuperar la paz y sentirse seguro, aun cuando se encuentre al otro lado del orbe.

Sería fácil decantarse por el trabajo de Eric Bana, quien lo hace muy bien al cargar con el protagónico, pero el resto de los personajes a cuadro tienen dimensión y están bien delineados, aunque no se ahonde demasiado en su historia personal.

El trabajo de John Williams, casi siempre recordado por su composición para grandes banquetes visuales, es tan bueno como medido y el relato es verosímil, aunque por momentos es demasiado expresa su intención de tocar fibras sensibles.

Es seguro que el filme no será un éxito de taquilla. Su tono pausado, tan cerca de los thrillers políticos, no suele ser del gusto de todos, aunque las dos horas y cuarenta que dura se van como agua.
 
 
 
 
       

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