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MISS POTTER

DIRECCIÓN: Chris Noonan
TÍTULO ORIGINAL: Miss Potter (2006)
PAÍS: Reino Unido, Estados Unidos
GUION: Richard Maltby Jr.
FOTOGRAFÍA: Andrew Dunn
MÚSICA: Nigel Westlake
DURACIÓN: 92 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Resulta un poco extraño que una película dulce, dulcísima, deje un buen sabor de boca, sobre todo si se trata de un trabajo de carácter biográfico, en el que siempre resulta contraproducente la desmesurada exaltación de bondades del protagonista.

Miss Potter peca de ello y sin embargo resulta en un montaje modesto y de buen gusto que más que dramatizar la vida de Beatrix Potter, la escritora de una veintena de clásicos infantiles con los cuales crecieron miles de niños en el viejo mundo, muestra tanto el proceso emocional que acompañaba la creación de cada una de sus fábulas ilustradas, como el peculiar contexto social y familiar en que desarrollaba su proyecto personal.

Estamos hablando de una mujer inglesa de la época victoriana, mayor de 30 años y soltera, que encontraba ridículo el tener que casarse para que alguien más se hiciera cargo de ella, así como depender de sus padres a esa edad.

Los pasajes que el director Chris Noonan y su guionista, Richard Maltby Jr., escogen para ilustrar los hechos significativos en la vida de la escritora, sirven suficientemente bien para humanizar a una mujer a quien observamos hablando con los personajes de sus cuentos, mientras los plasma en acuarela, en un derroche que podría interpretarse como extremo infantilismo.

Su madurez intelectual queda de manifiesto en el distanciamiento con sus padres, a raíz de que inicia un romance con con su editor Norman Warne (Ewan McGregor); en la cruda forma en que se enfrenta a la muerte, y la resolcuión con la que asume su independencia económica. Noonan —también director de Babe, el puerquito valiente— ofrece ciertas pinceladas de humor que pintan el todo. No sólo le planta a su personaje una chaperona anciana de tiempo completo, que ejemplifique el clima asfixiante del hogar paterno, sino que decide animar las sencillas ilustraciones de Beatrix Potter para transmitir, así sea sutilmente una parte de las inquietudes y de la chispa de la autora.

No puede negarse que los personajes están algo estereotipados. De un lado vemos sólo personajes positivos, agradables, con los que es imposible no simpatizar, mientras que los que parecen un obstáculo para la felicidad de la heroína son poseedores de fachas y de amaneramientos que de algún modo los pone al borde del ridículo.

Ante todo, es necesario decir que Miss Potter intenta fundamentalmente eso: la simpatía con una creadora que de algún modo rompió el esquema impuesto e irrumpió en un mundo de hombres.

El tratamiento no sólo es amable, sino emotivo. Las abundantes licencias líricas e históricas son dispensables, pues el relato no pierde en credibilidad. A ello colaboran la efectiva ambientación de Londres de inicios del siglo XX y la maravillosa fotografía de Andrew Dunn, quien nos pone frente a la campiña británica que habría inspirado las historias de Potter.

Una cinta sencilla, amable, que proyecta más a los personajes que a los actores. Indudablemente, uno terminará pensando si tal dulzura es posible en una mujer que de alguna manera fue una subversiva. Mejor es que cada quien saque su conclusión.

 
 
 
 
       

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