MIAMI VICE

DIRECCIÓN: Michael Mann
TÍTULO ORIGINAL: Miami Vice (2006)
PAÍS: Estados Unidos, Alemania, Paraguay, Uruguay
GUION: Michael Mann; basado en la serie de televisión creada por él mismo y Anthony Yerkovich
FOTOGRAFÍA: Dion Beebe
MÚSICA: John Murphy
DURACIÓN: 134 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

El arranque de Miami Vice tiene un desconcertante atractivo. Como si la historia hubiese retornado a algún punto de un viejo e inédito capítulo de la serie televisiva, el espectador se suma a la acción cuando ésta ya se encuentra en proceso. Por eso, su director, Michael Mann, toma la acertada decisión de no presentar de nuevo a sus protagonistas. La gente ya los conoce, asume; son los mismos Ricardo Tubbs y Sonny Crockett que interpretaban Don Johnson y Philip Michael Thomas en los ochenta.

Un soplón de la policía acaba de ser descubierto por un grupo de traficantes racistas, por lo que la operación culmina con la muerte de dos agentes encubiertos. El informante, quien es amigo de los agentes Tubbs (Jamie Foxx) y Crockett (Colin Farrel) se suicida y todo termina en una gran tragedia.

Sin ahondar demasiado en la personalidad de sus protagonistas, la película descansa en otros detalles. Más que un guion fuerte, en el que se obvian cosas y se recurre a clichés del género que restan un poco de fuerza a sus villanos (no perdamos de vista que hablamos de un serial televisivo), la realización en conjunto tiene un alto mérito. Mann ofrece un auténtico espectáculo en alta definición.

Echando mano de equipo sumamente delicado, las secuencias nocturnas son realizadas prácticamente cámara al hombro, sin iluminación adicional a la que proporcionan la ciudad y los ambientes naturales. El público puede ver los relámpagos que anuncian las tormentas en la Florida; estos detalles no previstos le imprimen un dramatismo a las escenas muy difícil de lograr cuando se intenta recrearlos tecnológicamente en la postproducción.

Su fotografía de “grano reventado” no pasa tampoco inadvertida; los ambientes se saturan, las ráfagas de fuego que cruzan el cielo en los tiroteos son convincentes... Vaya pues, un trabajo visual de verdad muy atractivo.

La línea argumental ciertamente no da mucho, aunque resulta funcional. El guion es lo suficientemente bueno para elaborar diálogos en los que se adivinan las complicaciones detrás del trasiego de droga de Colombia a Miami, sin mostrar un gramo de cocaína, y lo suficientemente inteligente para no pretender desmembrar un cártel con apenas dos agentes infiltrados.

Michael Mann es un realizador privilegiado y eso se nota en la falsa locación que realizó en La Habana, Cuba. El hombre logró dar con una ciudad costera al sur de Brasil con gran parecido a la capital de la isla castrista y ahí rodó las secuencias importantes del romance entre Sonny Crockett e Isabella (Gong Li, bellísima), la operadora financiera del cártel colombiano.

Por si fuera poco, cada actor en su película está cuidadosamente escogido, empezando por sus dos excelentes protagónicos. Todo está vivo; las persecuciones en Ferrari y los viajes en lancha a más de 110 kilómetros por hora son absolutamente reales. No todas las imágenes son nítidas y límpidas; la luz golpea el agua, los reflejos de la ciudad en los ojos del espectador enceguecen e impiden localizar a los malos del cuento.

Algunas de las escenas de Miami Vice están, además, llenas de una sensualidad que había sido poco explotada en tiempos recientes por Hollywood. Insisto: el conjunto es muy bueno.

No recuerdo haber visto un episodio de la serie original transmitida en los ochenta, pero con el tiempo vi trabajos de Mann como Fuego contra fuego (Heat, 1995) y Colateral (Collateral, 2004) que me parecieron notables. El tipo tiene un gran talento que merece ser visto. Para no haber generado gran expectativa, su película es una sorpresa.

 
 
 
 
 

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