LOS MENSAJEROS

DIRECCIÓN: Danny Pang, Oxide Pang
TÍTULO ORIGINAL: The Messengers (2007)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Mark Wheaton
FOTOGRAFÍA: David Geddes
MÚSICA: Joseph LoDuca
DURACIÓN: 90 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

La cinta Los mensajeros (o quizás debería decir los hermanos Danny y Oxide Pang) abusa de la buena voluntad de un público que va en busca, ya no digamos de una buena película de terror, sino de una película de terror. Punto.

Una y otra vez, nos seguimos topando con historias genéricas (casi podría decirse que producidas en línea) sobre una casa en la que fenómenos inexplicables, anclados en algún hecho trágico del pasado, perturban a sus residentes mientras éstos intentan ponerles fin y devolver la paz al lugar. Nada que no se haya hecho antes al menos veinte veces y mejor.

En este caso, tenemos a una familia disfuncional que deja su vida en Chicago para intentar suerte como propietarios de una granja y una vieja casa en la que se alojan espectrales criaturas que sólo Jess (Kristen Stewart), la hija adolescente, y Ben, de tres años, parecen ver.

Al poco tiempo de su arribo, por el lugar aparece John Burwell, un hombre que se ofrece a ayudar en las faenas del campo a cambio de comida y techo, pero que en realidad es más que eso. Por supuesto, el hecho de que la hija mayor sea al mismo tiempo la única en darse cuenta del peligro que los asecha y la persona a quienes todos culpan de las fracturas familiares, la dejará sola frente a la amenaza sin que nadie crea en ella.

A lo largo del relato pueden encontrarse notables debilidades argumentales que no terminan de explicar nada de lo que pasa en el lugar, como el porqué la joven chica es lastimada por los seres que habitan tras las paredes y bajo el suelo de la propiedad, por qué los adultos parecen tan invulnerables y por qué el niño pequeño parece tan divertido mientras cuerpos en estado de descomposición caminan por paredes y techos.

Los recursos en realidad son trucos que ya han probado su efectividad a la baja en otras producciones; Los mensajeros abunda en el uso de acentos musicales rematados con golpes de efecto y en imágenes de fantasmas que parecen ser ya parte del elenco fijo de todas las cintas del género. Los efectos digitales, además, se han quedado diez años atrás y ya no hay nadie que se impresione genuinamente con ellos.

Dedicarse a repetir fórmulas con éxito en el pasado reciente no tiene explicación más que en la necesidad de producir dinero rápido y fácil. Nada con esas características resulta apetecible. La ola de terror asiático que nos trajo agua sucia y fantasmas pálidos empieza a tener demasiados hijos bastardos.

 
 
 
 
 
       

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