Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Loco corazón, primer trabajo como director de Scoot Cooper, es una cinta independiente, realizada con apenas 7 millones de dólares como presupuesto, que narra la historia de un cantante y compositor, antigua celebridad en el mundo de la música country, cuya carrera se encuentra en el punto más bajo, producto de cuatro divorcios y una carrera alcohólica que le ha impedido escribir una canción en años.

Deudora en apariencia de Luchador (Aronofsky, 2008), la cinta nos muestra a Bad Blake (Jeff Bridges, estupendo), arrastrando su humanidad por boliches y pequeños bares donde se presenta para sobrevivir, cantando sus viejas canciones, hasta que dos oportunidades parecen abrirse en su vida: la primera, en la forma de una joven periodista y admiradora (Maggie Gyllenhaal), y la segunda en una invitación para ser el telonero de Tommy Sweet (Colin Farrell), su viejo discípulo quien se ha convertido en una estrella de la música.

Crazy heart es una historia de redención en toda la línea y Bad Blake, el perfecto protagonista de un filme crepuscular, solo, cansado, con una vida destruida y una grandeza que asoma aun en los peores momentos y que lo dignifica cuando parece que ya ha tocado fondo, sin tremendismos ni sordidez.

La película transita, es cierto, por caminos convencionales sobre todo en lo que hace a su discurso romántico, pero el director llena el trayecto con las desgarradas baladas interpretadas por Jeff Bridges y compuestas por T. Bone Burnett y el fallecido Stephen Bruton, todas las cuales hacen que el actor se funda con su personaje y los paisajes de Nuevo México, Arizona y Texas, por los cuales conduce su Silverado.

Más allá de lo establecido por la novela de Thomas Cobb, en la cual se basa el guion cinematográfico, hay que agradecer que el personaje, a quien su personalidad alcohólica lo hace joderlo todo, mantenga su congruencia hasta el final, porque si bien la redención esperada puede o no llegar, ésta no puede venir del amor, sino de la música y de una balada amarga. Lo mejor, y de lejos, es ver al veterano actor interpretar la música que han escrito para él, lo mismo que un dueto con Colin Farrell que eriza la piel. El soundtrack, pueden anticiparlo, es una chulada.