LOS JUEGOS DEL DESTINO

DIRECCIÓN: David O. Russell
TÍTULO ORIGINAL: Silver Linings Playbook (2012)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: David O. Russell; basado en la novela de Matthew Quick
FOTOGRAFÍA: Masanobu Takayanagi
MÚSICA: Danny Elfman
DURACIÓN: 122 minutos

 
 
 
 
   
 
 

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

“El más previsible de los géneros comerciales”, dicen por ahí; la comedia romántica siempre cuenta una historia de amor en la cual los protagonistas atraviesan conflictos que los acercan y los alejan hasta que ambos son capaces de encontrar en el otro un elemento definitivo, transformador, que los hace quedarse juntos.

Durante años, la fórmula perdió cualquier rasgo de originalidad; todo se trataba de representar una y otra vez la misma historia con intérpretes y puntos de partida diferentes. La actualización del género ha tendido a complejizar y patologizar a los personajes, e incluso a renunciar a finales idealizados, con resultados desiguales, pero en ocasiones muy afortunados.

Los juegos del destino se ubica en ese grupo de cintas en el que los protagonistas no sólo rayan en el desamparo, sino que incluso han perdido contacto con la realidad. Tras pasar ocho meses en una institución de salud mental, luego de descubrir a su mujer con otro hombre, Pat (Bradley Cooper) vuelve a casa de sus padres para terminar su recuperación, convencido de que su esposa lo espera llena de amor para rescatar su matrimonio.

En el camino a su nueva vida, Pat conoce a otra enferma en recuperación llamada Tiffany (Jennifer Lawrence), que al igual que él ha perdido su tacto social tras la muerte de su marido, de manera que en su inicio la cinta avanza en medio de situaciones y diálogos algo crudos y ásperos.

Lejos de estados de ánimo entusiastas, de entrada, el director David O. Russell evita recursos fáciles como la certeza del amor en tres días y otras convenciones del género; es decir, Pat no se enamora de Tiffany, no elige enamorarse; sólo baila con ella como una forma de enfocarse, comprometerse y adquirir autodisciplina.

Luego de eso, la locura remite y el realizador avanza a una comedia más optimista de giros previsibles y final idealizado, pero sin abandonar su mejor recurso: los latigazos verbales de los protagonistas y las gags afortunadísimos que exhiben la “normalidad” de los personajes más cuerdos del relato y que alcanzan su mejor momento en la reunión en la que colectivamente todos se reparten absurdas culpas por la derrota de los Philadelphia Eagles ante los Giants.

Los juegos del destino trae consigo la maravilla del romance entre dos trastornados y la primera gran actuación en muchos años de Robert De Niro, quien al fin luce comprometido con un papel, sin importar que se trate de un rol secundario. Afortunada cinta que pese a lo que se escucha en los compases finales ("el mundo te romperá el corazón de todas las formas imaginables") ofrece una visión optimista de la realidad.

 

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