INVICTUS

DIRECCIÓN: Clint Eastwood
TÍTULO ORIGINAL: Invictus (2009)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Anthony Peckham; basado en el libro Playing the Enemy, de John Carlin
FOTOGRAFÍA: Tom Stern
MÚSICA: Kyle Eastwood, Michael Stevens
DURACIÓN: 134 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Excluídos durante años de toda competición, víctimas de las sanciones que la naciones y organismos internacionales imponían a Sudáfrica por las medidas discriminatorias que se imponían contra la población negra, los Springboks (nombre con el que se conoce a la Selección de Rugby de aquel país) regresaron a la escena mundial en 1995, cuando la Federación Internacional de Rugby designó a esa nación como sede de la Copa Mundial de la especialidad.

Un año antes, y ya dados los primeros pasos para el desmantelamiento del apartheid por parte del gobierno de Frederik de Klerk, Nelson Mandela se había convertido en el primer presidente electo en comicios libres de la historia moderna de aquella nación, lo que marcó el inicio de una época de integración y reconciliación entre la población blanca y los negros.

Lejos de pretender mostrar las dolorosas aristas del caso y el complicado proceso del que nació la moderna Sudáfrica, Clint Eastwood habla en Invictus de la transformación de un país a partir de elementos mínimos, no prioritarios en apariencia cuando hay tantas tareas urgentes pendientes, y del entendimiento de que el deporte puede ser un eficaz instrumento de sedación social, pero también una herramienta de transformación de las personas.

Basada en el libro Playing the Enemy de John Carlin, la cinta aborda el todo por una de sus partes. Durante su primera mitad, la película muestra aspectos de los primeros meses del gobierno de Mandela (Morgan Freeman), quien intenta convencer a la comunidad internacional de volver los ojos hacia Sudáfrica, y a los afrikáners blancos de que el odio racial alimentado por épocas es una etapa superada.

La cinta, sin embargo, se detiene en un pequeño renglón de la historia sudafricana reciente y abre un paréntesis para contar cómo los Springboks (representantes de un deporte de blancos y en un sentido más amplio, símbolo del apartheid) se convirtieron en ese año de 1995, de la mano de su capitán François Pienaar (Matt Damon) y del propio presidente Mandela en el símbolo de la integración racial, llevando el rugby a las pequeñas y miserables comunidades negras, haciéndolas parte de un evento significativo.

No se tiene que conocer mucho del rugby y de sus reglas. Eastwood logra imbuirle vida a cada secuencia y consigue incluso emocionar con los momentos definitorios de la competición deportiva, vinculando el futuro de un equipo y de un país con "Invictus", el poema de William Earnest Henley, que Mandela entrega como legado a Pienaar.

La elección del reparto, empezando por Damon, es sobresaliente, pero Morgan Freeman parece haber nacido para interpretar a Mandela, no hay duda de eso. El guion de Anthony Peckham está cerca de convertir al líder sudafricano en una figura idealizada y sin fisuras, pero es la mano del director estadounidense la que hace el balance y traslada la carga emotiva y el heroismo al campo de juego. El viejo Clint Eastwood es un gran contador de historias e Invictus, su cinta número 30 tras la silla de director, no es una excepción en su filmografía.

 
 
 
 
       

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