LOS INQUEBRNTABLES

DIRECCIÓN: Woody Allen
TÍTULO ORIGINAL: Cassandra's Dream (2007)
PAÍS: Reino Unido
GUION: Woody Allen
FOTOGRAFÍA: Vilmos Zsigmond
MÚSICA: Philip Glass
DURACIÓN: 108 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga| @jcromero

En la mitología griega, Casandra consiguió que Apolo le concediera el don de la profecía, a cambio de dormir con él. A pesar de recibir el favor del dios, Casandra se negó a cumplir su parte del trato, por lo que éste, viéndose traicionado, la maldijo escupiéndole en la boca para que nadie jamás creyera en sus profecías.

El título en inglés de la nueva cinta de Woody Allen (Cassandra's Dream) ha dado pie a que muchos busquen en la historia algún elemento que se ligue de una manera u otra con ese mito. Sin embargo, no hay ninguna coartada, ningún atajo que nos permita una explicación demasiado rápida o demasiado sintética de ella.

Se trata, acaso, de un Allen mucho más maduro, a quien en el ocaso de su carrera le seduce mucho más la visión trágica de la vida, por sobre la comedia irónica que caracterizó durante décadas su trabajo como escritor y director.

Con ciertos rasgos que recuerdan a La provocación (Match Point), la extraordinaria cinta de 2005, Los inquebrantables es un filme de gran complejidad moral, sobre dos hermanos pertenecientes a la clase trabajadora londinense con ambiciones y sueños que casi siempre están ligados a la urgencia de dinero.

Ian (Ewan McGregor) ha trabajado por años en el restaurante de su padre; sin embargo, luego de conocer a Angela (Hayley Atwell), una joven actriz que busca hacerse un futuro en el mundo del cine y el teatro, comienza a ilusionar una vida como inversionista en California. Terry (Colin Farrell) se gana la vida como mecánico, pero tienta continuamente a la fortuna, apostando a las carreras de galgos y al póquer, en el cual, durante una sola noche, pierde 90 mil libras.

La salvación para ambos llega durante la visita a la ciudad del tío Howard (Tom Wilkinson), un exitoso hombre de negocios que ha hecho fortuna en Estados Unidos, gracias a la administración de varias franquicias de cirugía cosmética, y quien por décadas ha sido increíblemente generoso con la familia. Howard no duda ni un momento en ofrecerles su ayuda, pero les pide algo a cambio.

El guion plantea un conflicto de altos vuelos, que va de la decisión de eliminar a un un ser humano que se erige en obstáculo de un futuro brillante, al dilema existencial y a la tortura de asumir tal decisión. Y si bien es cierto que este filme no tiene los giros que en Match Point lo dejaban a uno sin aliento, sí resulta moralmente apabullante la forma en que las resoluciones de los hermanos se traducen, sobre todo por la contundencia con la que Tom Wilkinson menciona aquello de "familia es familia, sangre es sangre".

Con elementos que antes fueron encomiados y que al menos a mí me resultan perfectamente reconocibles en esta cinta, encuentro hasta cierto punto desconcertante que Los inquebrantables reciba el trato de obra menor de Woody Allen por parte de la crítica. Me parece debatible el camino que el director ha elegido como desenlace, pero el resto es brutal.

 
 
 
 
  

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