UN HOMBRE SERIO

DIRECCIÓN: Joel Coen, Ethan Coen
TÍTULO ORIGINAL: A Serious Man (2008)
PAÍS: Estados Unidos, Reino Unido, Francia
GUION: Joel Coen, Ethan Coen
FOTOGRAFIA: Roger Deakins
MÚSICA: Carter Burwell
DURACIÓN: 106 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

En el libro bíblico de Job, específicamente en los primeros dos capítulos, se narra cómo Satanás se presenta ante Dios para desafiarlo, dispuesto a mostrarle que su siervo más fiel (el mismo Job del título) se ha mantenido sólido en su fe porque no ha recibido más que prosperidad y bendiciones en su vida, de modo que lo reta a someterlo a prueba, quitándole sus bienes, sus hijos y su salud, seguro de que en la desgracia lo maldecirá.

Un hombre serio, la más reciente cinta de los hermanos Coen parece contar en principio la historia de un moderno Job, Larry Gopnik (Michael Stuhlbarg), un profesor judío de física cuya vida se derrumba en cuestión de días, pues al mismo tiempo que se entera de que su esposa ha decidido abandonarlo para casarse con un amigo de ambos, alguien pone a circular cartas en su contra difamándolo en la Universidad donde trabaja.

A estos problemas se suman otros: un pariente que además de ser una carga tiene problemas con la ley, un vecino racista y conflictivo, dos hijos adolescentes horrendos y un cúmulo de deudas económicas que aumentan tras cada uno de esos episodios. Ahogado por la situación, Larry intenta refugiarse en su fe, pero se encuentra con tres rabinos, burócratas de la religión, incapaces de cualquier empatía con los miembros de su comunidad y de dar verdadera ayuda espiritual.

Aunque Gopnik intenta encontrar respuestas a la avalancha de acontecimientos que amenaza con apabullarlo, el problema a su alrededor asoma todo el tiempo: el cinismo, la estupidez y el profundo egoísmo de quienes le rodean, empezando desde el hijo al que sólo le importa tenerlo en casa para arreglar el aparato de televisión, hasta el estudiante sudcoreano dispuesto a la calumnia para hacerlo aceptar un soborno. Pero él no es Job, ni Dios está a la espera de verlo superar las pruebas que Satanás le impone para restituirlo y bendecirlo de por vida, porque esa existencia, como muchas otras, no es parte de un plan divino, sino víctima del "principio de incertidumbre" que nos deja a todos desvalidos.

Más allá de la excentricidad de los personajes y el negro sentido del humor que acompaña esta comedia étnica ambientada a finales de los años sesenta, la película de los Coen peca de un ritmo excesivamente parsimonioso, así como de numerosas referencias a los rituales y el simbolismo judío que terminan haciéndola prácticamente inaccesible para un público no familiarizado. La comedia que se alimenta del desastre existencial del protagonista, se convierte en una tragedia, no por mano del Diablo, sino por el elenco de personajes miserables a los que el propio Gopnik permite aprovecharse de él.

Aunque su vida y la de Job tienen sólo paralelismos, vale la pena leer los capítulos iniciales del libro bíblico para entender las escenas finales del filme, las cuales están relacionadas con dos de las tres desgracias que le sobrevienen al personaje en el mito judío.

 
 
 
 
       

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