Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Sencilla, entretenida, con una apuesta al humor por sobre el melodrama, Historias cruzadas no deja de tener un tono casi condescendiente con la población negra de Estados Unidos, representada por un grupo de sirvientas del Mississippi racista de los años sesenta.

Con algunas breves referencias al contexto político de la época y la incipiente lucha por los derechos civiles, la cinta pone en el centro a un pequeño grupo de mujeres de origen afroamericano, sirvientes de un puñado de familias clasemedieras, a las cuales ayudan no sólo en las labores de limpieza y de cocina, sino también como madres sustitutas de niños blancos a quienes educan y ayudan a salir adelante en sus primeros años, mientras sus propios hijos se crían lejos de ellas.

El director Tate Taylor, quien también hace la adaptación de la novela original, evita hablar de las leyes de segregación del estado. El relato transcurre al interior de los hogares del pueblo de Jackson, en un entorno doméstico casi exento de hombres, donde las mujeres —que crecieron y se educaron bajo el cuidado de mujeres negras— reproducen los esquemas de exclusión de sus propios padres, negándoles la categoría de seres humanos a quienes preparan su comida y asean sus casas.

Quizá el personaje más interesante sea Hilly (Bryce Dallas Howard), una joven ama de casa, ignorante y tirana, que permite conectarse a nivel vísceral con el relato. Su rigidez, su infelicidad, sus ataduras a las convenciones sociales y a los prejuicios raciales y de clase crean las condiciones que dan razón a toda la historia de exclusión y de eventual reivindicación.

En el otro extremo está Skeeter (Emma Stone), un personaje idealizado, casi irreal por lo pobremente perfilado que resulta. Recién salida de la universidad, Skeeter no sólo tiene la ambición de convertirse en escritora e ir en contra del estereotipo femenino arraigado en su comunidad, sino que tiene la audacia, el aliento, el ángulo, la pluma educada y precisa de una periodista con diez años de práctica para sacar a la luz los testimonios del trato humillante que sufren los negros en el sur de Estados Unidos.

Sin caer a los niveles de la basura edificante de Un sueño posible, Historias cruzadas es un melodrama menor donde los negros son más que un proyecto de caridad, solvente gracias a su elenco, tanto como al tono antisolemne que impone a un tema que casi siempre se toma con pinzas.