HELI

DIRECCIÓN: Amat Escalante
TÍTULO ORIGINAL: Heli (2013)
PAÍS: México
GUION: Amat Escalante, Gabriel Reyes
FOTOGRAFÍA: Lorenzo Hagerman
DURACIÓN: 105 minutos
REPARTO: Armando Espitia, Andrea Vergara, Linda González y Juan Eduardo Palacios

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

La escena atroz y familiar. Un grupo de hombres lleva en la caja de una pick up a dos jóvenes. Uno de ellos, todavía vivo y sangrante, lleva la cabeza pegada a la lámina mientras alguien le pone la bota en la cara. Pantalones abajo, humillado, el otro termina colgado de un puente peatonal, como decenas de deconocidos que se han vuelto noticia, escarmentados brutalmente antes de ser asesinados y mostrados publicamente para ejemplo de todos. No hemos visto lo peor; hay que volver varios días atrás para saber cómo comenzó la historia y quiénes son estos dos.

Heli (Armando Espitia) es un muchacho que trabaja en una fábrica de partes automotrices en el Bajío. Vive a las afueras de Guanajuato, en una casa humilde que comparte con su padre y su hermana Estela (Andrea Vergara), además de su esposa y su hijo, un pequeño recién nacido. En la escena no hay más que cotidianidad; los dos hombres alternan turnos en la planta, Estela estudia la secundaria, aunque ha empezado a volarse las clases para estar con su novio, un cadete de policía no muy brillante (Juan Eduardo Palacios) que recibe adiestramiento especial contra la delincuencia y quien comete un error con dos paquetes de cocaína que devora en un gran estruendo el mundo alrededor de él.

La quietud y el ritmo lento que acompañan el relato, se rompen. Hombres armados tiran la puerta y todo se vuelve ruido. Sin demagogia, sin ningún tipo de propaganda o mensaje político sobre el tema, el director Amat Escalante filma dos secuencias perturbadoras en las que no se permite sutilezas y muestra crudamente las tablizas, las torturas intolerables que nunca podrán describir cabalmente ninguna literatura o periodismo.

"Los periódicos nos han abofeteado con esas imágenes goyescas desde hace varios años", escribía Jesús Silva-Herzog Márquez a propósito de Heli. Sin embargo, el realizador mexicano acierta en algo: ese terror que parece excepcional, se ha incorporado a la cotidianidad. Más aún, la escena ocurre ahora mismo en algún punto del país.

Pero detrás de esto no hay sólo grupos violentos que se mueven por las calles en enormes camionetas, sino también familias enteras que conforman una base social y que hacen de sus viviendas casas de seguridad donde niños y mujeres presencian las torturas a los secuestrados para después, sin conflicto alguno, volver a sus labores diarias o encender la radio para escuchar a un pastor hablar de la palabra de Dios. Escalante filma el momento con la distancia de quien parece haber emplazado la cámara, simplemente permitiéndole rodar, sin apuntar el dedo a personaje alguno.

Heli no es ninguna fábula del México actual; no hay lecciones que aprender en ella ni villanos como los que precisan los niños para leer la realidad. Esta es una ficción que en sus momentos más altos se siente como una cuchillada en la boca del estómago.

 
 
 
 
 
       

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