HANCOCK

DIRECCIÓN: Peter Berg
TÍTULO ORIGINAL: Hancock (2008)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Vincent Ngo, Vince Gilligan
FOTOGRAFÍA: Tobias Schliessler
MÚSICA: John Powell
DURACIÓN: 92 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Hancock es una de esas historias que faltaban por ser contadas en el cine de superhéroes. El tono de su primer tercio desmiente casi por completo su concepción como parodia y presenta una cara diferente del tipo invulnerable que cumple un compromiso de ayuda con el mundo. No se trata de la redención del modelo, sino del sujeto que pese a tener un don, no está preparado para ser un héroe.

John Hancock (Will Smith) pasa los días y las noches como un indigente, en las bancas de las calles de Los Ángeles, ebrio. Algo dentro de sí lo impulsa a actuar cuando se comete un delito y la vida de alguien corre peligro. Sin embargo, la gente lo repulsa; sus rescates heroicos tienen costos materiales altísimos y el bien que intenta hacer, generalmente se vuelve en su contra.

Un día, Hancock salva la vida de Ray Embrey (Jason Bateman), un publirrelacionista que decide echarse a cuestas el trabajo de salvar la imagen del héroe, lo cual debe pasar obligatoriamente por su rehabilitación en un grupo de ayuda para alcohólicos.

Durante ese largo tramo, y gracias en mucho a la interpretación de Will Smith, la figura de Hancock se vuelve realmente interesante, lejos del plano meramente superficial de los primeros minutos; nunca habla de sí mismo, nadie sabe de dónde viene y es imposible descubrir el origen de su profundo enojo con el mundo y con la vida. Lo único que parece explicarlo se encuentra en el interior de una cajita de lata que Hancock guarda: dos boletos para una función, en 1931, de Frankenstein, con Boris Karloff.

El tono contenido de Smith y sus co protagonistas —sobre todo Charlize Theron, quien interpreta a Mary, esposa de Ray— cambia por completo hacia la segunda mitad del filme, cuando el guion abre paso a la espectacularidad y se propone revelar secretos de los personajes que trastocan y arruinan por completo la línea argumental que, al menos hasta ese punto, transcurría entre algunos buenos momentos de humor y un sutil melodrama.

Es cierto que en el último tramo, la historia intenta volver a su cauce, pero para entonces ya hay suficiente reguero como para remediarlo; Hancock abandona casi por completo su tono de los primeros minutos y empieza a tomarse demasiado en serio. Una de sus cualidades iniciales era justamente intentar ver al superhéroe desde una perpectiva completamente nueva, sin estar atado al antecedente de una historieta cuya esencia muchos exigirían respetar casi religiosamente. Infortunadamente, las escenas definitivas del filme terminan ajustándose a la fórmula conocida.

El trío principal de actores pesa de una manera determinante en el proyecto, pero es el director quien —como en el caso de alguna otra cinta que persigue desesperadamente la desmitificación del superhéroe— no logra encontrar el tono correcto.

Por supuesto, de juzgarla respecto a cintas del género que le antecedieron este año, como Iron Man o Hulk. El hombre increíble, Hancock se queda algo atrás. Su historia funciona mejor como una comedia/sátira que como una historia de acción/aventura; cerca de ser una apreciable película de este verano, Hancock rasguña sólo por momentos la ambición de ser un filme de veras diferente.

 
 
 

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