GOLPES DEL DESTINO

DIRECCIÓN: Clint Eastwood
TÍTULO ORIGINAL: Million Dollar Baby (2004)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Paul Haggis, F.X. Toole
FOTOGRAFÍA: Tom Stern
MÚSICA: Clint Eastwood
DURACIÓN: 132 minutos

 
       

Héctor Campio López | @campiolopez

Aunque no ganara ningún Oscar, Million Dollar Baby o Golpes del Destino —como decidieron ponerle a esta película en México en un derroche creativo— tendría su pasaporte directo al parnaso de los filmes pugilísticos clásicos de todos los tiempos, donde residirían también Toro Salvaje (1980), Alí (2001), y Rocky (1976).

La razón de estos juicios viscerales se apoya en algo que dice Frankie Dunn, el personaje interpretado por Clint Eastwood, al comenzar la película: fundamentalmente el box trata del respeto, de quitárselo al otro. En este sentido, Golpes del Destino no tiene desperdicio. Los tres actores que ocupan los roles principales se ganan el respeto de la audiencia.

La película funciona como una biografía ficticia. A lo largo de ella escuchamos la voz en off de Eddie Scrap (Morgan Freeman) como un cronista o narrador omnipresente, que se supone fue también boxeador y ahora es responsable del mantenimiento de un descuidado gimnasio. Sus líneas construyen una lección de filosofía no sólo deportiva, sino de vida.

Eastwood dirige un drama sin los misterios de Río Místico, pero con los torbellinos emocionales de personajes que arrastran su pasado, al tiempo que personifica a un entrenador de box atormentado por una culpa que nunca conocemos, pero que intuimos que es de tipo familiar.

Por si fuera poco, compone la música de una película que él mismo produce. No deja duda de que es un superdotado.

Hilary Swank, la misma que en 1994 aprendía a golpear costales de arena con los monjes amigos del señor Miyagi en Karate Kid 4, ahora atesta soberbios reveses a otras contrincantes en el ring. La actriz interpreta a Maggie Fitzgerald, una treintañera de clase baja, proveniente de una familia disfuncional, pero con mucha determinación para convertirse en boxeadora. Maggie busca a Frankie para que la entrene, pero, en un sentido más real, lo busca para que crea en ella.

A lo largo de la película, Swank conmueve hasta las lágrimas; sus expresiones y actitudes en sus momentos de mayor esperanza o tristeza, triunfo o desolación, son tremendamente convincentes. Frankie y Maggie construyen una relación como de padre e hija y se dibujan en sentido emocional como seres humanos. Además, son carismáticos.

El guion escrito por Paul Haggis está basado en el libro Rope Burns: Stories from the Corner, de Jerry Boyd, quien trabajó como manager de box y quien después usó el pseudónimo de F.X. Toole como autor.

La película pudo volverse lugar común, hablar de las dificultades que debe vencer una mujer para triunfar en un mundo de hombres, pero gracias al guionista, eso no pasa y el drama toma un rumbo distinto.

En Golpes del destino hay una historia sencilla con momentos emocionantes, pero no absurdos. A la hora de subir al ring, Maggie derriba de tres golpes a sus oponentes. El cine entero se contagia de emoción al ver cómo caen éstas en unas muy logradas secuencias de pelea. Sólo hasta que el público mira que en el calzoncillo de una de las derribadas está la bandera de México, se escucha en la sala una exclamación de tristeza.

La película tiene su toque gringo-aspiracional, el de arriesgarlo todo por un sueño que sólo uno ve; el del sacrificio, la perseverancia y la satisfacción de conseguir lo que se anhela. Toca los valores de la lealtad y el agradecimiento. El toque maestro es que, como todo buen drama, la fatalidad interviene para zanjar la situación sin sentimentalismos.

 
 
 
 

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