GOING CLEAR

DIRECCIÓN: Alex Gibney
TÍTULO ORIGINAL: Going Clear: Scientology & the Prison of Belief (2015)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Alex Gibney; basado en el libro homónimo de Lawrence Wright
FOTOGRAFIA: Samuel Painter
MÚSICA: Will Bates
DURACIÓN: 119 minutos

 
       

Redacción | Distrito Cine

Puede que el documental de HBO Going Clear: Scientology and the Prison of Belief no sea una pieza  armada de materiales totalmente inéditos, pues se basa en el libro homónimo de Lawrence Wright. No obstante, podría ser una de las producciones que más daño ha hecho a la frágil reputación de esta iglesia-negocio liderada por David Miscavige y cuyo principal profeta es Tom Cruise.

Valiéndose de abundante material de archivo y de los testimonios de ocho exmiembros del culto, incluidos el director de cine Paul Haggis y el actor Jason Beghe, quienes veían en las enseñanzas de la organización un vía para mejorar el mundo, va armándose el retrato del fundador, L. Ron Hubbard, un escritor de ciencia ficción, mitómano, paranoico, con frecuentes problemas con la ley, que aseguraba que la mejor forma de hacer mucho dinero era fundar una religión.

El realizador, Alex Gibney intenta desentrañar por qué personas inteligentes y a menudo escépticas son atraídos y terminan actuando bajo las creencias de esta multimillonaria iglesia que aún cree tener la cura para los males psicológicos de la humanidad y que la única razón por la cual no llega a oídos de todos es porque la profesión médica tiene un interés en mantener a las personas enfermas.

Lo cierto es que L. Ron Hubbard parece haber añadido más ciencia y más estructura a su organización, de modo que también fue añadiendo más y más niveles a ese camino que supuestamente conduce a la libertad y la conciencia espiritual del individuo, el cual ofrecía a cambio de más y más dinero. Es en este punto donde el documental hace un alto para que los excienciólogos cuenten cómo al alcanzar determinado nivel se les revela que el origen de la humanidad es una delirante historia de hace 75 millones de años que involucra a un tirano intergaláctico llamado Xenu, o cómo la Iglesia diseñó y fabricó una novia para Tom Cruise tras su rompimiento con Nicole Kidman.

El episodio sería casi humorístico si no fuese porque lo que viene a continuación es la explicación de cómo la agrupación acopia información privada y confidencial de sus seguidores para, en el momento apropiado, amenazar con hacer uso de ella para disuadir cualquier expresión de oposición o desacuerdo, de cómo se obliga a la gente a romper incluso sus lazos familiares con quien no está incondicionalmente con la Iglesia e incluso los contratos por mil millones de años que los seguidores firman con Scientology a cambio de trabajos por los que reciben centavos.

Como explica al final Paul Haggis, los cultos religiosos destructivos convierten en presas a las personas, impulsándolas a pensar por sí mismas para después decirles exactamente cómo tienen que pensar a riesgo de ser perseguidas, acosadas o condenadas al ostracismo. Going Clear presenta todas estas piezas de una manera sobrecogedora en que la Iglesia de Scientology sólo puede despertar miedo y aversión, algo a lo que la organización no ha sabido cómo responder pues este documentalha golpeado en su línea de flotación.

 
 
 
 
       

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