ESCÁNDALO

DIRECCIÓN: Richard Eyre
TÍTULO ORIGINAL: Notes on a Scandal (2006)
PAÍS: Reino Unido
GUION: Patrick Marber; basado en la novela de Zoë Heller
FOTOGRAFÍA: Chris Menges
MÚSICA: Philip Glass
DURACIÓN: 92 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Escándalo es un modesto tratado sobre los pecados que se cometen puertas adentro de los hogares de las aburridas clases medias. Con alma propia, distante de ensayos como Belleza americana (Sam Mendes, 1999), la cinta del inglés Richard Eyre echa mano de dos elementos fundacionales de los grandes dramas (basta con leer a Shakespeare para advertirlos): la codicia y la traición.

Además de esto, el largometraje tiene el gusto de lo prohibido. El espléndido guion de Patrick Marber (también guionista de Closer, llevados por el deseo) explora las zonas oscuras de sus personajes y capta la atención a partir de diálogos inteligentes, llenos de vehemencia y no desde la curiosidad de quien busca mirar desde el ojo de la cerradura la sordidez de sus actos.

Judi Dench interpreta a Barbara Covett, una vieja profesora de secundaria, misántropa, que no ve en sus estudiantes sino a estúpidos animales de ganado. Más joven y más atractiva, Sheba Hart (Cate Blanchett) representa a la novel y entusiasta maestra recién llegada, que da clases de arte y que se distingue de los demás por su belleza y su aspecto algo indefenso.

A Barbara, el resto del mundo sólo parece despertarle un desprecio infinito, mientras que la joven maestra parece ser dueña de todas las cualidades. Las notas en el diario de Barbara, llenas de enfebrecidas descripciones, son el hilo conductor de la historia de ambas; línea a línea fantasea con la idea de tocarla y de hacerla suya. Sin embargo, la necesidad de contacto físico de esta mujer madura, tan claramente expresada en un cuaderno, deviene en torpes coqueteos que sonrojan a un público que para ese momento ha sido completamente seducido por las actuaciones y la línea argumental que aún guarda sorpresas.

Esposa de un hombre mayor y madre de una adolescente caprichosa y un niño con Síndrome de Dawn, Sheba vive la asfixia de la rutina de las mujeres de su clase. La necesidad de sentirse deseada y cortejada, la lleva a enrolarse en una estúpida relación con un estudiante de 15 años, quien le aporta la emoción necesaria a su vida para sentirse otra vez como una adolescente.

Pese a que ambas mujeres se desarrollan en lo que parece un ambiente liberal, el aire no deja de sentirse impregnado de un puritanismo que, pese a sus pasiones lésbicas escondidas, parece defender Dench.

Esa posición de guarda de la moral pública es justamente lo que realmente hace a este personaje tan atractivamente ambiguo. Su enorme cúmulo de frustración sexual y profesional la hacen desbordarse y crear toda clase de imaginerías en su relación con Sheba, quien no deja tampoco de hundirse en sus propias insensateces.

Pero ninguna de las premisas anteriores habría quedado tan bien desarrollada si no fuese por el guion de Marber que elimina la sordidez y la cambia por la disección de los intensos deseos reprimidos de los personajes, y la actuación no sólo de las dos actrices protagónicas, sino de Bill Night en el papel del esposo de Sheba.

La historia, sin embargo, no alcanza a ser redondeada en su parte final por el inglés Richard Eyre. La conclusión resulta precipitada y superficial para un relato complejo y lleno de aristas, aunque, cierto, tiene la cualidad de eludir los juicios morales.

 
 
 
 

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