Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Jenny (Carey Mulligan) es una joven británica de 16 años con una inteligencia por encima del promedio de sus compañeras de escuela. Aspira a entrar Oxford y tiene un padre cuadrado (Alfred Molina) para quien diversión significa comprar un diccionario de latín. La chica es brillante como pocas y tiene la oportunidad de hacer algo más que las mujeres de su modesta condición, destinadas a terminar limpiando el hogar.

Un día cualquiera, en medio de la lluvia, Jenny conoce a David Goldman (Peter Sarsgaard), un vividor del doble de su edad, que pone ante ella un nuevo mundo, inabarcable y sofisticado de restaurantes, centros nocturnos y lujos, que además resulta ser una atractiva puerta de acceso al arte y la música de Europa, pero sin exigirle a cambio horas de estudio.

El verdadero conflicto en An Education no es que la educación universitaria deje de tener sentido para la prometedora protagonista (dado que solamente tiene que convertirse en la esposa de alguien para acceder a todas las cosas a las que ha deseado), sino la ineptitud de la gente que rodea a la chica para convencerla del real valor de esa preparación académica.

La dinámica familiar es aburrida en todos los sentidos; el padre sólo le exige estudiar, hacer economías y abstenerse de las pocas cosas que le generan placer, mientras en el colegio, el modelo de mujer preparada está representado por profesoras estrictas que trabajan de niñeras de un montón de adolescentes por un pobre salario. Todos, sin excepción, la convencen de que la escuela es ardua y aburrida.

La cinta funciona tanto por los actores, quienes construyen un mundo de personajes creíbles, sin villanos, víctimas o modelos de perfección, como por su extraordinario trabajo de ambientación de Londres en los tempranos años sesenta. Desgraciadamente, el filme cae hacia su último tramo en cierto didactismo moral, lo que implica que atestigüemos una odiosa redención del personaje femenino.

Probablemente atribuible a la obra de Lynn Barber, en la cual está basada la cinta, el desenlace se siente ajeno al resto de la historia, parece extraído de una pieza de melodrama fácil que dicta que las mujeres deben sufrir por su actos y verse humilladas antes de expiar sus culpas con sacrificio. Hasta antes de ello, Enseñanza de vida es una modesta e interesante reflexión sobre la educación formal y sus recompensas, y las lecciones de vida a veces aparejadas a ese crecimiento intelectual.