EL BAÑO

DIRECCIÓN: Yang Zhang
TÍTULO ORIGINAL: Xizhao (1999)
PAÍS: China
GUION: Liu Fen Dou, Zhang Yang, Huo
Xin, Diao Yi Nan, Cai Xiang Jun
FOTOGRAFIA: Zhang Jian<
MÚSICA: Ye Xiao Gang
DURACIÓN: 92 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

La sociedad china ha comenzado ha experimentar el vértigo de la renovación, el desmantelamiento de sus viejas formas de vida y el paso de una filosofía basada en el respeto de la comunidad por la urbanización de sus espacios.

La secuencia inicial de El baño puede desconcertar al espectador, se trata de una fantasía que a nadie parecería descabellada por más novedosa que luzca: duchas públicas, pequeños cubículos totalmente automatizados a los cuales se accede por una módica cantidad, en los cuales uno recibe un baño completo sin mover un dedo, en un par de minutos, con sólo introducir su altura y peso en una computadora.

"¿Quién tiene el tiempo para pasarse el día en un baño?", pregunta uno de sus clientes al señor Liu, el anciano dueño de unos baños públicos en los contornos de Pekín, quien mantiene el lugar con la ayuda de su hijo menor, Erming, un joven con retraso mental.

El inicio de la historia lo marca, no obstante, el regreso del hijo mayor, Daming, quien se ha convertido en próspero hombre de negocios y quien luego de malinterpretar una carta-dibujo de su hermano, cree que su padre ha muerto.

Por supuesto, la vuelta de Daming sacude la vida de su padre y da lugar a un choque entre formas de ver la vida, entre quien ha hecho de ese pequeño negocio su microcosmos y de quien hace mucho salió huyendo para hacerse una vida distinta lejos de ahí.

Sin embargo, el filme de Yang Zhang descubre —no sólo para el hijo mayor— la magia de los baños y su importancia para el vecindario, como un lugar en el que los varones jóvenes y viejos se reúnen, sí para bañarse, pero fundamentalmente en busca de un lugar que paradójicamente se convierte en un espacio de privacidad que no tienen para sí mismos en el resto del mundo.

El baño del señor Liu es el recordatorio del valor de la comunidad; es un lugar de sabiduría donde se sabe no sólo de nudos, de contracturas o de dolencias, sino que se sabe de vida y de responsabilidades familiares.

Ciertamente, la cinta se centra en las relaciones de varios hombres que hacen del baño colectivo un refugio, un lugar en el que las mujeres están excluidas, aunque siempre estén presentes.

De hecho, dentro de la historia se narra el deterioro que sufre un matrimonio a raíz de que ella persigue desnuda, por la calle, a una ladrona que la ha despojado de un collar de oro que su marido le ha dado como regalo de su boda. El señor Liu, Daming y Erming simplemente escuchan la historia del hombre que, lejos de darse cuenta del inmenso acto de amor que entraña el hecho, lo asume como una ofensa a su honor.

La segunda parte del filme de Yang Zhang se ocupa de cómo todo ese mundo se derrumba, de cómo la comunidad comienza a perder su identidad a raíz de la desaparición de sus miembros y de sus espacios.

El futuro irremediable del distrito en el que se levanta este baño público es ser demolido. La modernidad exige la construcción de nuevos y asépticos conjuntos habitacionales, en los cuales las peleas de grillos son impensables. La tecnología tiene su modesta participación en el derrumbe de este microcosmos; mediante ella es posible grabar en video los últimos momentos de vida de la colectividad y poner en un casete la voz de uno de los clientes del baño, un cantante aficionado que sólo supera su timidez cuando está bajo la regadera y tiene enfrente al único público que tiene fe en él: Erming.

Una película entrañable, de verdad.

 
 
 
 
       

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