Héctor Campio López | @campiolopez

El primer desafío al ver Drama/Mex está en sus minutos iniciales. Cámara al hombro se registra una conversación entre dos personajes. Los diálogos no se distinguen con claridad y la imagen es difusa. Y uno se pregunta si se trata de descuidos de forma o de una producción de baja calidad.

Ni lo uno ni lo otro. El presupuesto precario con el que fue filmada Drama/Mex del director mexicano Gerardo Naranjo pasa a segundo término cuando se le sopesa con el riesgo e identidad que toda la película adquiere en conjunto. Conforme avanza la cinta, esos diálogos poco audibles y falta de sosiego en las imágenes, se aprovechan como rasgos de estilo y de un atrevimiento estético que es parte del lenguaje de la película.

Como otros directores de su generación, Naranjo también recurre a la narración no lineal para relatar dos historias al mismo tiempo. Ambas son cabalmente independientes pero atadas por unos cuantos guiños y encuentros entre sus personajes. La primera es un triángulo amoroso entre tres jóvenes a partir de la infidelidad.

El guion es instintivo, diálogos y acciones se conducen por esa actitud imperiosamente hormonal de los jóvenes. Incluso las altisonancias suenan genuinas y no se notan imposturas en los personajes. Diana García (Fernanda) y Emilio Valdés (Chano) convencen en su febril calentura y Juan Pablo Castañeda (Gonzalo) en su temperamental ardor de macho.

La segunda historia tiene como protagonista a Jaime (Fernando Becerril), un burócrata entrado en años del que se deja saber poco. Es el espectador quien a través de la pantalla, infiere su estado emocional y lo que pasa por su mente suicida. El encuentro de Jaime con una muy joven y hábil jinetera acapulqueña (Miriana Moro) lo encamina a otro derrotero.

Las pasiones adquieren formas inquietantes a través de esa cámara que desenfoca, que vibra al correr y que se queda fija en enormes rostros solos y confundidos. Al calor de Acapulco y con estas historias, la Serenata claro de luna, de Beethoven, que fondea estos melodramas, suena desoladora.