LA DAMA DE NEGRO

DIRECCIÓN: James Watkins
TÍTULO ORIGINAL: The Woman in Black (2012)
PAÍS: Reino Unido, Canadá, Suecia
GUION: Jane Goldman; basado en la novela de Susan Hill
FOTOGRAFÍA: Tim Maurice-Jones
MÚSICA: Marco Beltrami
DURACIÓN: 95 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Hasta hace pocos años, la puesta en escena de La dama de negro se hacía con un mínimo de recursos; se trataba de un montaje teatral sobrio, con apenas dos actores en escena, cuyos diálogos iban construyendo una historia sobre hechos sobrenaturales que en todo caso tenían lugar en la imaginación de un público que le ponía rostro a sus propios miedos.

La trama ha sido retomada por Hammer Productions, una compañía inglesa famosa por sus filmes de terror de bajo presupuesto, la cual ha hecho una adaptación más o menos fiel a las premisas de la novela de Susan Hill. El relato se ubica en un pequeño pueblo, en la costa este del Reino Unido, al que un joven abogado, Arthur Kipps (Daniel Radcliffe), llega para hacerse cargo de los asuntos de una vieja mansión, cuyos propietarios han muerto trágicamente.

Recibido con recelo por parte de los habitantes, quienes se muestran hostiles con su presencia en el lugar, el abogado se enfrenta con cuentos de fantasmas y maldiciones fuertemente arraigados en la comunidad, de los cuales nadie le explica mucho. Kipps, sin embargo, empieza a verse confrontado en su propio escepticismo cuando comienza a ser testigo de las apariciones de una extraña mujer con el rostro velado y vestida de negro.

Realizada en escenarios abiertos que parecen más una trampa que una salida y una casa oscura llena de crujidos, sonidos y voces atrapadas, La dama de negro se caracteriza por su austeridad de recursos y su absoluta renuncia al horror gore para intentar despertar un miedo más básico e instintivo en su audiencia.

El objetivo se consigue sólo a medias. Luego de un trágico prólogo en el que tres pequeñas se lanzan inexplicablemente al vacío desde el altillo de una casa, la cinta de James Watkins reitera en el recurso efectista del sobresalto a través de acentos musicales, apariciones espectrales y momentos de estridencia, agotándose justamente en esa reiteración.

Aunque el trabajo de ambientación es realmente sobresaliente, al grado de conseguir momentos sobrecogedores, la guionista, Jane Goldman traza líneas algo caprichosas que se traducen en decisiones inverosímiles de sus personajes, pero sin conseguir que la tensión crezca en el silencio, ni siquiera cuando la silueta del fantasma se mueve amenazante en un segundo plano.

Con todo, el trabajo resulta entretenido y se inserta perfectamente a mitad del camino entre un clásico relato de horror, que prescinde casi en lo absoluto de efectos visuales, y una aproximación a ese cine asiático de mujer fantasma de larga cabellera que busca venganza. Daniel Radcliffe, para quien esta pieza representa el inicio de una nueva carrera cinematográfica, lleva prácticamente todo el peso del filme, lo cual logra decentemente.

 
 
 
 

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