CRASH

DIRECCIÓN: Paul Haggis
TÍTULO ORIGINAL: Crash (2005)
PAÍS: Estados Unidos, Alemania
GUION: Paul Haggis, Robert Moresco
FOTOGRAFÍA: J. Michael Muro
MÚSICA: Mark Isham
DURACIÓN: 112 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

En un momento en el que Hollywood sufre por la ausencia de buenos guiones y propuestas interesantes, Paul Haggis aparece con un trabajo excepcional que si bien hace del prejuicio racial su pretexto, muestra en un plano más profundo que cuando creemos que lo sabemos todo, la vida se abre camino para mostrar lo contrario.

Crash —no confundir con el filme de David Cronenberg de 1996— parte de un hecho único: el hallazgo de un joven negro que ha sido asesinado y arrojado a la orilla de una vía secundaria en Los Ángeles.

De ahí, el relato retrocede hasta ubicarse 36 horas atrás para mostrarnos la forma en que se cruzan las vidas de varios afroamericanos, representados por un detective, dos robacoches, un director de televisión y su esposa; un policía veterano y racista, su compañero novato e idealista; un ama de casa esposa del fiscal del distrito; un comerciante iraní y su familia; una pareja oriental que trafica con inmigrantes y, finalmente, una detective y un cerrajero de origen latino.

Haggis, quien también fue guionista de Golpes del destino (ganadora de cuatro premios Oscar en 2005), se revela en éste, su primer largometraje, no sólo como un escritor talentoso, sino como un director con una habilidad notable para sostener cada una de sus historias sin que éstas se vengan abajo.

Justamente porque el realizador recurre a los estereotipos para ilustrar la violencia racial en la sociedad angelina, es que no puede asumirse que el filme pretenda pontificar sobre el problema de la discriminación o constituirse en enseñanza moral alguna.

De hecho, la cinta echa mano de esos patrones criticables y muestra, por ejemplo, a dos afroamericanos hablando de discriminación mientras se disponen a robar, pistola en mano, una camioneta a una pareja blanca, o recurre a un agente de policía que abusa de su autoridad con la gente de color, en una escena harto conocida.

Con un excelente cuadro de actores por delante, Crash —cuyo título en nuestro país, Alto impacto, es otra vez una desgracia— cuenta con una verosimilitud construida sobre coincidencias improbables quizá, pero creíbles, lo que no se puede decir de otros trabajos similares.

Desdeñar esta cinta por la larga trayectoria televisiva de Haggis es un error. No puede negarse que por momentos el discurso de sus personajes apela demasiado a lo emocional; aun así el experimento es válido. El cúmulo de contradicciones en los héroes y villanos de esta historia remueven las entrañas; nadie es suficientemente bueno ni íntegro, y eso es lo que justamente aborda esta película. Más allá del tema racista, Crash deja ese estremecimiento de descubrir que no sabemos absolutamente nada.

 
 
 
 
       

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