COPIA FIEL

DIRECCIÓN: Abbas Kiarostami
TÍTULO ORIGINAL: Copie Conforme (2010)
PAÍS: Francia, Italia, Bélgica
GUION: Abbas Kiarostami
FOTOGRAFIA: Luca Bigazzi
DURACIÓN: 106 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Ejercicio lúdico que deviene en una profunda reflexión sobre la crisis de pareja, Copia fiel se inicia como una interesante discusión acerca de la noción de lo falso y lo genuino en el arte para ubicarse en planos más personales y al mismo tiempo dejar sembarda la idea del cine como una representación valiosa de la realidad.

El escritor James Miller (William Shimell) llega al pueblo de Arezzo, en la Toscana italiana para presentar un libro en el que sostiene que la copia de una obra artística puede tener un valor igual o muy aproximado al original. Para quien mira una reproducción de una obra maestra —dice—, ésta puede ser tan deslumbrante como la primera, pues es la forma en que se ven las cosas lo que cambia su valor.

El escritor acepta una invitación a pasar la tarde con una de sus lectoras, una mujer separada, madre de un adolescente y dueña de una tienda de antigüedades (Juliette Binoche). Su charla y su actitud mientras toman un café en un pequeño lugar, hace pensar a la dueña que están casados y que atraviesan una pequeña crisis matrimonial. Ninguno la corrige; por el contrario, deciden volverse cómplices de un juego en el que representan a una pareja con 15 años de matrimonio que intenta darse una segunda oportunidad antes de precipitarse a la ruptura.

A partir de ese punto, uno y otro se convierten en la copia fiel de una pareja en sus horas finales: él, un hombre trabajador, excelente proveedor, pero emocionalmente distante de su familia; ella, una bella mujer, madura, aún enamorada y desesperada por volver a llamar su atención. Sin importar los paisajes de la región, Kiarostami se cierra a la intimidad de la pareja, a sus rostros y expresiones de manera que uno incluso olvida que están hablando lenguas diferentes, como una alegoría de lo ajenos que se han vuelto.

En su breve viaje, el director pone ante ellos a parejas modélicas en diferentes etapas de su vida y que experimentan la misma confusión que la dueña del café. Uno y otro representan su papel de manera tan convincente que al final parecen haber cruzado la delgada línea entre la fantasía y lo real; uno piensa que en algún momento aquello ya no es un juego y que en todo caso están escenificando una copia de sus propias fracasadas relaciones.

Las emociones parecen igual de genuinas e intensas que termina importando poco qué tan cerca estén de ser verdaderas. Y si al final alguien se siente identificado o tocado por el filme, el director habrá cumplido de sobra con su premisa.

 
 
 
 
       

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