Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Capitán América: Civil War trata de insertarse, como pocas películas de superhéroes, en un contexto de mayor actualidad. Plantea preocupaciones sobre la lucha contra el terrorismo, las acciones hostiles y las intervenciones militares que enfrentan algunas naciones, las cuales deben ser sometidas a debate en el Consejo de Seguridad de la ONU, de modo que la comunidad internacional  termina por intervenir cuando es demasiado tarde.

En las dos cintas previas, los Avengers, protagonistas de este universo heroico, enfrentan a amenazas de seres que intentan imponer regímenes tiránicos en batallas en las que hay enormes daños humanos y materiales que los afectan incluso en lo personal. Se asume que cada uno de ellos se rige por valores como la rectitud, pero también sus prejuicios, su personalidad y trayectoria personal terminan siendo puestos en juego.

En el guion de Civil War no hay la propuesta de un gran villano al que haya que derrotar esta vez. La muerte de numerosos civiles mientras este grupo pretende cumplir con su deber se vuelve suficiente para poner sobre la mesa la necesidad de someter a sus integrantes a reglas claras, dado lo peligroso que puede resultar su poder, e incluso crear un sistema de rendición de cuentas por sus acciones, sin importar si éstas son bien intencionadas.

La cuestión, que incluso mereció un breve análisis en el semanario británico The Economist, es motivo de debate y posterior disputa de los dos líderes de los justicieros: Iron Man (Robert Downey Jr.) y el Capitán América (Chris Evans). El primero sostiene que si no son capaces de aceptar limitaciones y respetar fronteras, no son mejores que los malos, mientras el otro piensa que someterse a un organismo político cuyas prioridades cambian es una renuncia a su derecho de elegir.

La segunda mitad del filme explota el conflicto en todo su potencial, los héroes se dividen y se enfrentan en una gran batalla en el aeropuerto Leipzig/ Halle de Alemania, sumando de manera inesperada a personajes de otras películas. Éste quizá sea el segmento mejor logrado de los hermanos Anthony y Joe Russo, tanto por su capacidad para dar su propio peso a cada uno de los 12 personajes involucrados, como para despojar a la historia de toda su solemnidad.

De pronto hay tanta espectacularidad desplegada, y tantos seres de ficción en conflicto, que Iron Man pregunta a los suyos “Ok. ¿Alguien de nuestro lado oculta habilidades sorprendentes y fantásticas que le gustaría revelar?”

No hay un final exactamente feliz para esta cinta y varias preguntas quedan para el futuro; la expectativa se mantendrá al menos hasta que los líderes de ambos bandos se encuentren de nuevo y se cierre el círculo. Civil War se convierte así en la puerta de entrada a varias nuevas producciones de Marvel que ya esperan fecha de estreno, pero que a su vez abrirán nuevas puertas y nuevos conflictos. Veremos.