EL BUEN PASTOR

DIRECCIÓN: Robert De Niro
TÍTULO ORIGINAL: The Good Shepherd (2006)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Eric Roth
FOTOGRAFÍA: Robert Richardson
MÚSICA: Marcelo Zarvos, Bruce Fowler
DURACIÓN: 167 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Si Los infiltrados le valió a Matt Damon el reconocimiento por un trabajo bien realizado, aun cuando las sobresalientes actuaciones de otros pudieran haberlo opacado, El buen pastor (The Good Sheperd) quizá viene a ser la confirmación de que Damon ha madurado.

No puede decirse menos del joven director (permítanme esa licencia) Robert De Niro, quien en éste, su segundo filme, toma un enorme riesgo al desarrollar una larga y no menos intrincada historia sobre el mundo del espionaje político, prescindiendo de toda espectacularidad a cambio de una atmósfera de genuina y duradera tensión.

Basada parcialmente en los escritos de James J. Angleton, jefe de contraespionaje de la CIA, El buen pastor parte de los días posteriores a la fallida invasión de 1961 a Bahía de Cochinos y la búsqueda de los culpables del fracaso entre los miembros del Servicio de Inteligencia de Estados Unidos, al cual sirve el protagonista, Edward Wilson (Damon).

El relato vuelve hasta 1939 para mostrarnos la incorporación y el crecimiento de Wilson como agente encubierto, presentándolo como un hombre de una pieza, talentoso, discreto, leal, con una fe inquebrantable en los valores de su nación, pero a quien su trabajo le exige demasiado, incluso destruir la vida propia.

El filme es minucioso al representar el surgimiento de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de las ruinas de la desaparecida Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), encargada en su momento de interceptar y obtener la información que permitiera frenar el avance del fascismo y el comunismo. Del frente común contra Hitler, a la Guerra Fría de los días posteriores a la subida de Kennedy al poder, Wilson trabaja cada día de su vida asido al consejo del hombre que lo reclutó: no existe nadie en quien pueda confiarse por completo, de modo que confiar podría significar poner en riesgo al país.

Así, ninguno de los personajes alrededor del protagonista está exento de duda. Sólo los soviéticos, que todo el tiempo juegan con cartas abiertas, son fiables y se sabe que aprovecharán el menor resquicio para infiltrarse entre los enemigos.

Poco puede añadirse sobre el trabajo de un elenco tan sólido, formado por William Hurt, Alec Baldwin, John Turturro y Michael Gambon, al cual se suman por algunos minutos Joe Pesci y el propio De Niro. En todo caso, es la tiesura de Matt Damon la que logra inyectarle cierto encanto a un personaje que si bien aprende a mantenerse imperturbable incluso ante acontecimientos como el suicidio de su padre, también se siente auténtico cuando las emociones aparecen en su rostro y lo llevan a romper sus propias reglas de procedimiento.

Indudablemente, la cinta sufre ante la falta de un mayor dinamismo que habría resultado en un trabajo interesante para un público más amplio. El retrato del conflicto familiar del espía, en el cual participa discretamente Angelina Jolie, añade un elemento de humanidad que las labores policiales de Wilson no parecen tener, pero no logra darle al filme el empujón necesario para hacerlo abandonar la parsimonia con que se desarrolla.

No obstante sus defectos, El buen pastor es un muy aceptable thriller político, carente de artificio y de un tono sereno. Sin estridencias en su hechura y con un guion bien elegido, De Niro tiene la cualidad de rehuir fórmulas fáciles y ser director de una película que exige más del espectador.

 
 
 
 

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