Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Según Alejandro González Iñárritu, su cinta Biutiful es la historia de un hombre a quien el amor y la vida se le revelan en las peores circunstancias. Uxbal (Javier Bardem), su protagonista, sufre cáncer de próstata, tiene una esposa alcohólica y conflictos que conforman una gran babel que incluye a migrantes ilegales chinos y senegaleses, y aun gente muerta.

Pero tras la cinta del mexicano no hay una historia. Hay un escaso entendimiento del mundo o una falta absoluta de talento para explicarlo desde otro sitio que no sea el tremendismo. González Iñárritu pretende ser un entendedor de lo esencial humano pero se acerca a ello a través de seres irreales, creando esos microcosmos de miseria en los que se solazan los que supuestamente entienden el dolor.

Larga, cansina, hecha para proyectarse en festivales, pero no para permanecer, Biutiful es un lastre emocional, sin una sola traza de humor que hable de cotidianidad, que humanice a esos fantasmas que deambulan todo el tiempo por la pantalla, sufriendo. No hay un narrador, no hay una historia que se antoje suficientemente atractiva para ser contada.

Rescatar la fotografía de Rodrigo Prieto o el diseño de producción como meritos de una película que ni siquiera se permite un gran despliegue visual, es hacerle un flaco favor al producto. La cinta corre todo el tiempo tras el fantasma de lo que no fue Babel, con todo y su mixtura racial que se disfraza de discurso abarcador y universal de un realizador sensible.

Escribo esto a título personal (y no podría ser de otra forma). González Iñárritu no hace un cine honesto que intente decirle algo al público o conectar con él; su cinta va todo el tiempo buscándole la cara al crítico, tratando de ganarse su aprobación con sus poses y frases pretendidamente intensas ("quiero serte fiel pero tambien quiero gozar como una puta").

Quizás al mexicano le venga bien dar un paso atrás, abandonar esa obstinación por demostrarle a sus críticos que es un director y esperar un tiempo a que el cine sea de nuevo una experiencia disfrutable para él y para nosotros. Tiene mucha suerte de haber contado con el trabajo de Javier Bardem, que no lo eche a perder de nuevo.