ARGO

DIRECCIÓN: Ben Affleck
TÍTULO ORIGINAL: Argo (2012)
PAÍS: Estados Unidos
GUION: Chris Terrio; basado en el reportaje “How the CIA Used a Fake Sci-Fi Flick to Rescue Americans From Tehran”, publicado por Wired
FOTOGRAFÍA: Rodrigo Prieto
MÚSICA: Alexandre Desplat
DURACIÓN: 120 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Hollywood es una fábrica de mentiras, capaz de tomar en sus manos un relato imposible y hacer de él un fenómeno, lograr que la gente dude sobre lo genuino de una imagen o de la historicidad de un hecho narrado. Argo es la historia de un engaño hecho película, una pieza de suspenso político sobre una cinta que nadie vio nunca.

Basada en un caso desclasificado en 1997 por el gobierno estadounidense y contado una década después en un reportaje publicado en las páginas de la revista Wired, la tercera película de Ben Affleck como director regresa a 1979 para reconstruir un episodio desconocido, casi inverosímil, sucedido durante la crisis de rehenes en Irán, en el contexto de la toma de la Embajada de Estados Unidos en Teherán, a manos de extremistas, seguidores del ayatola Jomeini que exigían que el destituido Sha, quien recibía tratamiento contra el cáncer en Nueva York, les fuera entregado para ser sometido a juicio por el pueblo.

La trama se centra en un agente de la CIA (interpretado por el propio Affleck), quien se asocia con John Chambers (John Goodman), un experto en maquillaje, ganador del Oscar por El Planeta de los Simios, y con un famoso productor de cine (Alan Arkin) para crear Studio Six Productions una falsa casa productora que se propone filmar en Irán una película de ciencia ficción llamada Argo, misma que se propone servir de pantalla para el rescate de seis diplomáticos estadounidenses, escondidos en la casa del embajador de Canadá.

Preciso en la ambientación y la elección del reparto e impecable en la conducción de un thriller capaz de mantener la tensión (aun cuando pueda anticiparse lo que pasará a continuación), Affleck se permite varios comentarios hirientes y llenos de humor contra la industria cinematográfica estadounidense, la misma que le dio fama de pésimo actor y que ahora lo mira como uno de sus más prometedores realizadores. En su texto y en su subtexto, Argo es, pues, el manifiesto de un hombre de modestas y calladas, pero significativas victorias.

Gastemos hasta el fin aquella frase de "la realidad supera la ficción". Argo puede reclamarla como suya junto con varias one-liners que deberían permanecer ("Si voy a filmar una película falsa, va a ser un éxito falso"; "Quieres venir a Hollywood, actuar como una celebridad y no hacer nada en realidad? Encajarás bien"). Créanlo o no, Ben Affleck se ha ganado tan pronto como en su tercera película un lugar entre los directores más consistentes de la actualidad.

 
 
 
 
  

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