APARICIONES

DIRECCIÓN: Courtney Solomon
TÍTULO ORIGINAL: An American Haunting (2005)
PAÍS: Reino Unido, Canadá, Rumania, Estados Unidos
GUION: Courtney Solomon, basado en The Bell Witch: An American Haunting, de Brent Monahan
FOTOGRAFIA: Adrian Biddle
MÚSICA: Caine Davidson
DURACIÓN: 83 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Sin más que la indudable convicción de sus actores para interpretar sus papeles en la mejor forma posible y un leve giro dramático final que resulta en una reflexión puritana acerca de la pérdida de la inocencia, Apariciones (An American Haunting, 2005) no deja de ser una cinta mediana, que en su premisa parecía mucho más interesante por los hechos en que se basa: la vieja leyenda de la bruja de Bell, el único caso presumiblemente documentado en la historia norteamericana de una muerte causada por un espíritu.

Si El exorcismo de Emily Rose (Scott Derrickson, 2005) puede ser considerada uno de los trabajos recientes más eficientes al narrar hechos reales que cobraron notoriedad por su relación con fenómenos aparentemente inexplicables, eso se debe a una saludable ambigüedad de una historia que desde el terreno de lo racional no desecha otras explicaciones plausibles.

El director y guionista Courtney Solomon opta por asumir como verdadera una leyenda propia del fervor religioso de los estadounidenses del siglo XIX, pero emplea viejos instrumentos que no le permiten siquiera un mejor despliegue en lo visual para una idea argumental algo endeble, sobre todo en su desenlace.

La historia se refiere a ciertos eventos registrados, entre 1817 y 1821, en Robertson County, Tennessee, luego de una disputa entre John Bell (Donald Sutherland) y Kathryn Batts (Gaye Brown), una supuesta bruja, quien lo maldijo y prometió no darle descanso antes de quitarle la vida. Sin embargo, en la película la ira del espíritu desatado en la propiedad de los Bell se vuelca mayormente sobre la hija mayor de la familia, Betsy (Rachel Hurd-Wood), quien se vuelve víctima de brutales palizas a los ojos, incluso, de otros miembros de la comunidad que intentan explicarse lo que pasa en la propiedad.

Los efectos especiales son casi artesanales, de mínima sofisticación (su mejor recurso es filmar desde la perspectiva del detestable huésped) y el trabajo de edición deja mucho qué desear en tanto que varios cortes y cambios de tono se antojan inexplicables tras lo que se supone son momentos climáticos en el filme. Por supuesto, como viene siendo costumbre, la conclusión viene aparejada de una terrible verdad, que en este caso le es revelada a la madre de la familia (Sissy Spacek) de una forma por demás gratuita.

El verdadero John Bell fue envenenado en 1820, en un asesinato atribuido a la entidad que habitaba la casa. En su filme, Solomon introduce una variante, que si bien no rescata lo que resulta casi un desastre, aporta un poco de dignidad al esfuerzo de los actores por hacer un trabajo decente, y entre quienes se destaca Rachel Hurd-Wood, quien al momento del rodaje tenía apenas 15 años.

Por lo demás, bueno, Apariciones era una historia demasiado buena que merecía un mejor guion y acaso a alguien con más oficio en la realización. Pasa simplemente que estamos en un mal momento del cine de terror, que aguarda impaciente por una gran cinta que nos saque de este espantoso marasmo.
 
 
 
 
       

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