Juan Carlos Romero Puga| @jcromero

Michael Stone (voz de David Thewlis) es un experto en management, autor de un libro sobre la importancia del servicio al cliente y un famoso conferencista. Hay una anomalía en él, parece odiar cada aspecto de su vida y lo persigue una monotonía que se manifiesta de manera peculiar: sin importar su edad o su sexo, cada persona a su alrededor tiene el mismo rostro y la misma voz (Tom Noonan).

Salida de la mente de Charlie Kaufman, autor de guiones brillantes como Eterno resplandor de una mente sin recuerdos o El ladrón de orquídeas, esta historia tan descorazonadora como bella muestra que su personaje lleva muchos, demasiados años viviendo una vida vacía, añorando estúpidamente a una antigua novia a la que desechó rompiéndole el corazón.

“Busquen lo que hace especial a cada individuo”, dice a sus oyentes, pero él es incapaz de aplicarlo a sí mismo. En el aeropuerto, un taxi, un bar y la habitación de un hotel, todo se ve, todo se escucha igual.

Es durante un viaje a Cincinnati para dar una plática que la miseria de Michael se revela ante el espectador de una forma poco usual, pues es ahí, en un pasillo del hotel Fregoli, donde se hospeda, que esta suerte de motivador escucha una voz de mujer (Jennifer Jason Leigh) distinta a todas las otras. Lisa, una joven introvertida, bajita, que además se asume como poco atractiva, irrumpe en el plano existencial gris e irritante de este autor de best sellers inyectándole entusiasmo e interés por alguien más.

El momento no podría estar más lleno de luz y de esperanza, pero inevitablemente lleva a una reflexión sobre la soledad y la imposibilidad de ir a ningún lado cuando se vive un total vacío emocional. Lisa es una singularidad en un mundo como este, una anomalía que terminará dándole su nombre a esta pieza.

Kaufman y su codirector Duke Johnson logran una cinta excepcional, entrañable, filmada totalmente en stop-motion, mediante figuras cuyas expresiones y tonos son capaces de transmitir emociones profundas y complejas que casi tocan la humanidad y que son capaces de perturbar en su desolación y conmover en momentos como en el que uno de los personajes intenta recordar una vieja canción de Cyndi Lauper o el momento en que ambos se desnudan y Michael vuelve a vivir el deslumbramiento de volver a conectar con alguien.

Anomalisa define sin piedad a una generación que persigue la realización a través de una vida que no necesita ser vivida, sino que basta con representarla ante los demás; el miserabilismo de la fama efímera y de la sinceridad impostada, de los seres que viven huyendo de la belleza porque tras cinco minutos de encontrarla la reducen al tamaño de su miseria, incapaces de ver al mundo con ojos distintos.