AMAR

DIRECCIÓN: Jorge Ramírez Suárez
TÍTULO ORIGINAL: Amar (2009)
PAÍS: México
GUION: Jorge Ramírez Suárez
FOTOGRAFIA: Luis David Sansans
MÚSICA: Temas de Chetes, Kerigma, Kudai y Zoé, entre otros
DURACIÓN: 107 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

Esta película ya la vi con diferentes nombres, diferente reparto, pero siempre con la misma chocante trama. Todo gira en torno al sexo o a la iniciación sexual de una joven pareja que nunca encuentra el momento adecuado, pero que verá premiada su espera con una noche perfecta en la que ella, trémula, perderá la virginidad mientras de fondo se escucha una balada pop de moda en lo que para algunos debe de ser la cumbre del romanticismo.

La escenita la hemos visto todos en más de una docena de películas en las que el director, después de varios coitos interruptus, nos sale con una suerte de didactismo para adolescentes que nos muestra cómo al abandonarse al sexo vacío y placentero, sus personajes se pierden el privilegio de establecer entre ellos una conexión casi espiritual.

La diferencia entre una y otra película está apenas marcada por las subtramas y los personajes periféricos que usualmente tienen la función de aportar un antimodelo de relación (los padres cuyo amor se ha enfriado), dar la nota humorística (los amigos que presumen de no ser vírgenes) o ser la conciencia moral de los muchachos a los que les urge por practicar el mambo horizontal (normalmente una persona mayor que resulta ser muy sabia y conoce todo del amor).

En Amar, Jorge Ramírez Suárez recurre a los mismos elementos, los mezcla quizá de manera diferente, pero obtiene el mismo inapetecible plato. Aquí, la pareja en cuestión está integrada por Carlos (Luis Ernesto Franco) y Susana (Diana García), y el problema más grande que parecen tener en la vida es que mientras él intenta convencerla de tener sexo, ella tiene dudas de estar lista para entregarse.

Sin otra explicación plausible que la Teoría de los seis grados de separación, que sostiene que "cualquiera en la Tierra puede estar conectado a cualquier otra persona del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios", la historia de la pareja se entrecruza con otras como la de un director de comerciales que sufre el acoso sexual de su jefa, o la de un matrimonio joven cuya vida sexual se estanca tras su boda. Pero ninguna va más allá ni enriquece el conjunto.

Lo más que puede advertirse son demasiados lugares comunes disfrazados de reflexiones profundas y un guion salpicado de frases que parecen querer descubrir el hilo negro cuando sentencian que tener sexo no es lo mismo que hacer el amor. El cartel promocional que muestra a una colegiala con las pantaletas en las rodillas resume bien lo que su director-guionista consigue en su largometraje; a final de cuentas la mercancia que se vende al público no es el amor, sino el sexo.

Es como en la vida: sin alguien que lo estimule a uno intelectualmente, el sexo puede resultar francamente aburrido.

 
 
 
 
 
       

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