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AL OTRO LADO

DIRECCIÓN: Gustavo Loza
TÍTULO ORIGINAL: Al otro lado (2004)
PAÍS: México
GUION: Gustavo Loza
FOTOGRAFIA: Jerónimo Denti, Serguei Saldívar Tanaka, Patrick Murguía
MÚSICA: Héctor Ruiz Quintanar, Abe Yepez
DURACIÓN: 90 minutos

 
       

Juan Carlos Romero Puga | @jcromero

No termina de convencerme eso de que Al otro lado sea —como se afirma— una cinta que aborde la problemática de la migración, desde la óptica de los que se quedan. No niego que el director Gustavo Loza haga del tema un pretexto y que incluso el título del filme sea el referente más claro que tenemos sobre la experiencia de pasar a territorio de Estados Unidos.

Sin embargo, el hecho común que puede reconocerse en la vida de los tres niños que protagonizan la cinta —un mexicano, un cubano y una pequeña marroquí— es el peso de la ausencia o la pérdida de su padre.

Conocido por su excelente trabajo como productor y realizador en la barra infantil de Once TV, Loza teje tres historias paralelas, de las cuales dos tienen gran fuerza y lirismo: la de Prisciliano (Adrián Alonso), un niño de ocho años que vive en los márgenes del Lago Zirahuén, en Michoacán, y quien experimenta el trance de ver a su padre irse al otro lado, así como la de Fátima (Nuria Badih), de 10 años, quien viaja sola a España en busca de su papá, quien partió años atrás de Marruecos para trabajar en Málaga como albañil.

El tercer relato —sensiblemente menor— sucede en Cuba. Ángel (Jorge Milo), otro niño, intenta hacerse a la mar para ir en busca de un padre al que no conoce, pero cuya ausencia siente cuando su madre comienza a prostituirse para sobrevivir. La sorpresa de este relato es la actriz Susana González, cuyo trabajo conocíamos por papeles poco significativos en televisión, pero que en segundos se roba la pantalla.

La película, pues, está marcada por la ingenuidad. Los relatos están construidos desde la perspectiva de los niños, por lo que en ese sentido el tratamiento no es demasiado profundo para considerarse una denuncia social ni, afortunadamente, tomarse demasiado en serio.

Desde el punto de vista estético, la cinta es hermosa. Las imágenes de Zirahuén, de las calles de La Habana y los aspectos tomados en Málaga y Marruecos valen los tres viajes. La idea de que el otro lado es el márgen opuesto de una laguna no deja de tener tampoco su belleza aunque parezca cándido.

Si bien el cine mexicano se ha convertido en una decepción recurrente que hace difícil encontrar títulos valiosos entre la media centena que se estrena al final del año, trabajos como éste o como Temporada de patos, de Fernando Eimbcke, brillan. Yo no sé el resto, pero al menos Gustavo Loza se merece una oportunidad.

 
 
 
 
       

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